viernes, 26 de febrero de 2010

PENSAMIENTOS DIVERGENTES

Raramente se piensa lo mismo y aunque parezca una contrariedad es mejor que así sea. Me parecería sospechoso, y hasta triste que existiera siempre identificación de ideas y de opiniones. De este modo nunca habrían aportaciones, tan solo una que sería la primera y el resto, supuestamente de acuerdo, ¡ Hala, a apoyar!

Estoy convencido de que es saludable la divergencia de pensamientos, porque enriquecen una idea, se amplían perspectivas y se origina el debate. Claro, luego llega la parte más difícil y es ponerse de acuerdo. Pero esta tarea ya requiere un grado de sensatez y civismo de las partes. Para acordar compromisos es necesario negociar, para negociar buscar puntos de encuentros más cercanos al OK que al KO y más tarde llegará el turno de la cesión.

Se tienen que ceder posturas para que la intransigencia de paso a la concordia. Y esto es así en reuniones de Jefes de Estado, de Consejos de Ministros, en cualquier organización política, sindical o asociaciones de vecinos. Ocurre en las mejores familias, entre padres e hijos, entre hermanos y entre primos lejanos.

Y ocurre en este blog, pues a menudo recibo correos que disienten de algunas reflexiones. Y me alegro por ello. Respiro. Los criterios distintos son buenos si asoma el respeto, nunca la imposición. Y a partir de ahí la aportación de ideas, la discusión inteligente y el desenlace, que resulta de llegar a un punto de encuentro. Si entre dos personas hay mil diferencias y diez coincidencias será mejor potenciar lo que une más que lo que separa. Aparcar para más tarde los desencuentros y si acaso aparece lo innegociable ofrezcamos el respeto y la libre decisión. Para eso se inventaron los consejos.

En el próximo comentario detallaré por qué no prosperan, casi nunca, cualquier tipo de reunión o negociación. Hasta el martes. Me desplazo el fin de semana a Barcelona para despedir a una especial criatura.

Música sugerida: SEASCAPE. Amazing Blondel


miércoles, 24 de febrero de 2010

SOBRE GESTOS Y PALABRAS

Nuestro cuerpo, como recinto de emociones, es capaz de dibujar en el aire innumerables expresiones y diseñar siluetas como códigos mensajeros. La rigidez o la relajación, la ira o la tranquilidad, la inseguridad o la confianza la enseñamos o la escondemos según cada situación. Las mil máscaras del rostro, la riqueza visual de nuestros brazos y la calidez o frialdad de nuestras manos dan mucho juego.

Sin embargo hay quienes se empecinan en utilizar los gestos en rituales de despropósitos, muestran un talante desafiante y ofenden cualquier defensa de la credibilidad. Aznar por ejemplo, ex-presidente del gobierno español, al acudir a una conferencia en la universidad de Oviedo hace el típico gesto de "que os den" con su dedo corazón a un grupo que le increpaba. Los pacíficos agitadores le recordaban su participación, como gobierno aliado, en la guerra de Irak. Este político, por más que no ejerza en política, sigue ostentando una poderosa imagen pública, de manera que realizar determinados gestos fuera de lugar potencian toda clase de hostilidad gestual. Y ya se sabe que de los gestos se pasa en un santiamén a las palabras altas de tono y, de éstas a la agresión física, hay un paso.

La ya célebre frase de nuestro rey, en una cumbre latinoamericana, dirigida a Hugo Chaves diciéndole el "por qué no te callas" es ponerse en el mismo lugar y al mismo nivel que al que se desea recriminar. Más cortés habria sido " señor Chaves, tenga usted la amabilidad de medir sus palabras para la salud y armonía de las intervenciones". Estos ejemplos de personalidades públicas y Jefes de Estado denotan una falta de respeto ya no a la otra parte, con la que se puede discrepar, sino ante millones de personas que esperan, si no más inteligencia, por lo menos mayor cordialidad.

Por lo tanto amigo@s del blog, guardaros de gestos que puedan herir la sensibilidad de otras personas y exprimir al máximo aquellos otros, mucho más hermosos y elegantes, que seguro llevamos en nuestra caja de Pandora.

Hay quienes tienen auténticas dificultades para expresarse, para gesticular e incluso para hablar y regalan, todos los días, calidez con sus gestos. Porque existen lenguajes casi silenciosos que dicen más que mil palabras. Porque los gestos son trazos de siluetas que, en ocasiones, pueden reinventar los dibujos.

Música sugerida: DIBUIX. Lluís Llach

lunes, 22 de febrero de 2010

DE SUEÑOS Y DESEOS

Decía Calderón de la Barca que los sueños...sueños son. Mientras tanto los genios de los cuentos y también en infinidad de chistes, cuando aparecen de sorpresa al desdichado le pide un solo deseo. Los sueños, también los deseos, son necesarios y hasta legítimos. Dicen por ahí que quien no sueña no vive, pero vivir siempre soñando y esperar su cumplimiento nos aleja de la relidad y del suelo, quedando sujeto a un frágil alambre.
Yo diría que el sueño es libre, el capricho de lo que un día comenté sobre el inconsciente. El deseo en cambio nace de nuestra voluntad y reclama esperanza. En todo caso todos soñamos y deseamos siempre algo. El cojo que ande, el ciego que vea, el hambriento que coma, el desempleado que encuentre un trabajo, el inversor que gane más, el enfermo que recupere la salud, el vendedor que venda y el solitario que encuentre su media naranja, o que la reeencuentre.
Pero vivir soñando siempre adormece y estar deseando siempre obsesiona e intranquiliza. Por lo tanto soñemos y deseemos pero sin agobios porque el verdadero sueño está en nosotros. No reparamos nunca en ello pero cada día tiene quince, dieciséis horas para fabricar esperanzas y para ser nosotros mismos un sueño para otros. No esperemos tanto, que el agricultor mira al cielo suplicando lluvia y un día el diluvio anega sus tierras.
Soñemos sí. Deseemos, también. Pero piensa que tú ya eres un regalo real, más que un sueño fantástico y a veces inalcanzable. Desempapela el envoltorio, destapa esa caja de esencias escondidas y mírala bien. Es tuya porque eres tú. Regálala, regálate. Expande tus sueños para compartirlos y serán los sueños de los otros.
Porque el sueño no está fuera. Eres tú. Y el deseo no se alcanza, lo tienes en tus manos. Búscalo. Y si lo encuentras, no te lo quedes para tí, se volverá a ir a otra parte. Así lo quiso el genio. Porque si las esperanzas no son compartidas, ¿para qué sirven entonces?

viernes, 19 de febrero de 2010

CUMPLEAÑOS

Mañana, a eso de las siete horas y minuto arriba, minuto abajo, satisfago otro personal aniversario. Es mi cumpleaños. Otro más. Por supuesto que no recuerdo nada de ese doloroso momento para mi madre como tampoco de mi primera sorpresa al mundo real con el primer llanto.
Me cuentan que había tres palmos de nieve y que mi padre, en bicicleta y heroicamente, tuvo que recoger a la comadrona, llamada Luz. En esa casa vieja, con techos altos y amplias habitaciones pasé mi infancia. Mi abuela materna, viuda desde muy joven y que pasaba largas temporadas con nosotros, me decía "Juan José, no tengas prisa en hacerte mayor. Cuando cumplas los dieciocho la carrera se dispara". Y qué razón tenía. Uno tras otro van pasando como quien pestañea.
Me alegra, como a todo el mundo, cumplir años. En el punto que me encuentro ni voy de ida ni de vuelta. Camino, y eso me parece suficiente. Y ojalá siguiera caminando y pasando, delicadamente, más hojas del calendario para compartir, para abrazar, para reír, para llorar, para sentir y luego poder contarlo. Me hubiese encantado escribir estas líneas mañana mismo, pero me espera, bien temprano, una larga jornada laboral.
Así que como no puedo abrazaros físicamente a tod@s y tampoco puedo invitaros a un tentempié os deseo, de todo corazón, que sigáis cumpliendo años también, que los compartáis con los vuestros y que viváis en paz. Desde aquí os envío mi abrazo más caluroso y mis más sinceros deseos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

VERDAD, MENTIRA Y OMISIÓN

Se sospecha como cierto que la verdad, esa que entendemos absoluta, no existe. Son las verdades individuales tan parciales y subjetivas que se necesitarían la suma de todas ellas para recomponer un gigantesco puzzle en forma de la gran verdad. Así que cuando hablamos de la verdad, con tanta simpleza, nos referimos en realidad a la verdad de cada uno, a "nuestra verdad" particular.
Con la mentira otro tanto de lo mismo. En cierto modo es la negación de la verdad, su puesta en cuestión, su crítica y su ataque. Pero las mentiras son también tan subjetivas y tan personales que pierden la credibilidad desde el momento que se formulan. Deberían, igualmente, sumarse todas las mentiras para crear la mentira verdadera, la negación de las verdades más certera.
Luego están las mentiras que denominamos piadosas. Su única misión es herir lo menos posible la sensibilidad de los demás. Porque al formular una mentira, la negación de la verdad, resulta en ocasiones tan molesta y tan cruda que suavizamos el mensaje. Ocurre igual con la verdad pues a veces es tan incómoda que decimos las verdades a medias. Sean mentiras piadosas o las verdades a medias los criterios son tan parecidos que acaban siendo lo mismo.
Y no podemos olvidar la omisión. Está a caballo entre la mentira piadosa y la verdad a medias. Es un engaño, el más silencioso de todos, que agrede psicológicamente al receptor, pues más tarde o más temprano acabará por descubrir que le privaron de información. Y eso duele, casi más que la verdad o la mentira, aunque sean piadosas o a medias.
No hay estudios al respecto pero, yo para mí, que las mentiras se dicen más por la mañana, cuando los personajes salen de casa a ganarse el sustento y les espera una jornada dura, hostil y llena de trampas. Se miente entonces para sobrevivir y salimos con la desconfianza a nuestras espaldas temerosos de que las miserias de los demás nos abduzcan.
Por la tarde llega el tiempo de la omisión. Ya le hemos cogido el punto al día y nos vamos soltando un poco. Estamos más cansados y ni decimos verdades ni mentiras, o las referidas "a medias" o "piadosas". Se juega entonces con lo que más convenga en cada caso.
Por último soy de la opinión que las verdades se dicen más por la noche. Nos rendimos al hechizo de las puestas de sol, hemos regresado inmunes a casa otro día más, y nos sentimos cansados pero inspirados. Dispuestos a cantar si nos aprietan. Las pupilas se dilatan y es entonces cuando podemos delatarnos bajo la sombra de la sinceridad.
No hacerme, no obstante, demasiado caso. No es más que un juego de palabras. Pero no olvidar una cosa. Si decís verdades, mentiras, piadosas o a medias, si omitís información, procurar ser lo más coherentes posibles, dañar lo menos posible y ser lo responsables que exigiríais al de enfrente. Como los viejos cowboys.
Música sugerida: WITHOUT YOU. Harry Nilsson

martes, 16 de febrero de 2010

EL LLANTO DEL VARÓN

La vida da motivos, con mucha frecuencia, para llorar. Es una cualidad nada recomendada pero que está a la orden del día. No es recomendable su origen, el del llanto, pero cuando se produce el motivo cuánto queda de mal su disimulo.

La cultura imperante siempre ha puesto en cuestión el llanto del hombre. Recuerdo, en los años de la infancia, innumerables comentarios al respecto y procedentes bien de la familia, de la familia de otros, de los amigos y de la sociedad en general.

Sólo lloran las mujeres, nos decían. Los hombres no lo hacen, o no deberían y en el caso inevitable deben hacerlo a escondidas. Es un signo de debilidad. Si aspiras a ser un hombre reprime las lágrimas, asunto sólo reservado a la mujer.

Esta mayúscula tontería no sólamente la he oído mil veces. Me la han dicho centenares de ocasiones. Y es algo que nunca entendí. Si el motivo es suficiente, ¿por qué tragarse las lágrimas en un reservado? ¿Por qué la mujer sí y el hombre no?

Hay lugares en el mundo donde el pretexto es crónico y el motivo cotidiano, sin embargo no lloran porque se les secaron los ojos y porque nadie les va a escuchar ni atender. Pero el que un hombre o adolescente que aspire a ser hombre no llore o no pueda llorar me parece una sandez.

Yo prefiero a los hombres que lloran. Tampoco es que me gusten los quejicas que utilizan su victimismo y su papel de mártir para ser el centro de atención. Pero valoro la sinceridad cuando ésta se manifiesta. Y si hay que llorar, se llora. Por eso me agradan los hombres sensibles, dulces, sinceros... Y me gustan las mujeres inteligentes cuyo atractivo radica más en su personalidad y en su carácter que en la belleza física.

Porque el encanto está en la naturalidad. Las etiquetas y los corchés acuñan tanto a las personas que las inutilizan. Y cuando haya que reír se ríe y cuando haya que llorar se llora. Así de simple. Así de hermoso. Así es la vida. Lo contrario es hacerle un guiño a lo artificial.

Aprovecho este comentario para hacerle un guiño, desde aquí, a Stefi, esa porteña bonaerense a la que adoro desde la distancia y que ríe, llora, siente y palpita todas las horas del día.

Sé que da vergüenza. Pero amigos míos, no reprimáis el llanto. Detrás del dolor o la alegría que lo produce se esconde el alma. Esa alma tan desnuda y más libre en su vuelo que las aves.

Música sugerida: MORNING HAS BROKEN. Cat Stevens.

viernes, 12 de febrero de 2010

EL CARNAVAL

Parece ser que esta celebración, de origen pagano, se remonta a la civilización egipcia hace cinco mil años. Sería en el esplendor del Imperio Romano cuando tuvo su apogeo en la antigüedad, rindiendo pleitesía a Baco, el dios del vino, para más tarde expanderse también por América cuando los europeos llevaron allí, en el siglo XV, sus barcos, sus armas, sus cruces redentoras y sus costumbres festivas.
Siendo tradicionalmente famosas las de Río, Venecia, Tenerife y las de Cádiz los carnavales, en la era cristiana, se celebran poco antes del inicio de la cuaresma con su aconsejado ayuno. De modo que "carnaval" está etimológicamente relacionado con la carne. Suponía comer carne, en abundancia, antes de que llegue el ayuno. Y con el festín gastronómico la fiesta del exceso, del divertimento. Y los excesos, contrapuestos a las prohibiciones, generaron disgustos hasta el punto de aprovechar esos días y escondidos los desalmados en el anonimato de las máscaras se desataban venganzas y cuentas pendientes.
A mí, como de pequeño me enseñaron que hay que ir siempre con la cara descubierta, el torso erguido y la mirada al frente, nunca me han atraído esta clase de espectáculos, donde la gente se desinhibe de preocupaciones, sentimientos y hasta de la vergüenza. Me da a veces la sensación que lo que muchas personas son incapaces de hacer durante el año, llegadas estas fechas se desmadran tanto que me produce pánico.
De todas formas, respetuoso como siempre, a quienes os guste que la disfrutéis. Divertiros todo lo que podáis pero con la moderación necesaria. Pero no olvidéis que para ser felices no son necesarios unos pocos días, está el año entero por delante. Y, si podéis, compartir vuestra felicidad con los demás, sed generosos y no olvidar que siempre hay alguien en desgracia cerca de nosotros.

miércoles, 10 de febrero de 2010

LOS OJOS DESDE SU BALCÓN

La mezcla de lo bueno y lo malo, de lo positivo y lo negativo, del blanco o del negro, del yin y el yan -como dicen-, mantiene un cierto equilibrio y una decorosa armonía. Los seres vivientes tienen un mundo consciente -el mundo del control, del raciocinio, de la censura, de la prudencia- y el mundo inconsciente -el de los libres sueños, la extravagancia, el anhelo esperpéntico, los sentimientos perdidos-.

En cada cara descubierta encontramos los ojos y la boca. Mientras la boca es la censura del consciente los ojos son el balcón del inconsciente. La boca podrá medir cuantas palabras precise pero los ojos, los ojos cobijados en el húmedo escondite de los párpados, no pueden ni disimularse ni encogerse; lo reflejan todo.

Porque necesitamos mirar y,... también que nos miren. Es un juego inevitable en cualquier relación entre personas, y también entre animales. ¡Qué sería de nosotros si nadie, nadie, no sólamente no nos dirigiera la palabra, sino que nos negara la mirada!

¡ Y qué poca cosa seríamos si no tuviéramos no ya a dónde mirar, sino a quién mirar!

Precisamos entrecruzar miradas para no entristecernos del todo. Pero mirar no sólamente es levantar la vista y dirigirla. Es fijarla. Y, sobre todo, entablar comunicación en el más puro de los silencios. La mirada es...como un gesto. Un gesto que interroga... y afirma.

Y cuando miréis regalar sinceridad y confianza. Amansaréis a los escépticos y desbloquearéis desilusiones encendidas. Porque la existencia es tan celularmente simple que no merece gastar segundos de tiempo en malestares absurdos. Mira. ¡Y mira bien!.

Texto de LOS SECRETOS DE LA NOCHE (año 1989)

Autor: Juan José Torres

Música sugerida: ENCHANTMENT. Chris Spheeris and Paul Voudouris.

lunes, 8 de febrero de 2010

¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Exponen los pintores, los fotógrafos, los galeristas, los creadores y artistas para presentar sus obras y para poder venderlas. Yo no vendo nada y soy más bien un pésimo mercantilista. Tan sólo pretendo, en este insignificante blog, regalar mensajes, abrazos y, si puede ser, también esperanzas.

Escribo porque me entretiene, me alivia, me tumbo en mi diván de los sueños y cuento cosas, mis cosas. En muchas ocasiones estas experiencias son compartidas, porque son universales. Somos los humanos tan irrisoriamente limitados que nos movemos, circularmente, en un minúsculo pañuelo que nos consuela de sonrisas y lágrimas.

A veces necesito vuestro aliento, vuestras sugerencias, vuestras opiniones. Que me sirvan, de alguna manera, como guía. Si os aburrís como una ostra, si no os agrada la música, si no estáis de acuerdo en algún comentario. Echo de menos vuestras aportaciones. Entiendo que hacer un comentario en el blog puede ocasionar molestias a alguien, que le dé corte, vamos. Por ello os dejo mi correo por si os sentís más a gusto con esta privacidad.

juanjotorresc@gmail.com

Esperando como un bohemio errante os dejo a Moustaqui, con quien me identifico en muchas cosas, aunque no robo en ningún jardín.

Música sugerida: LE METEQUE. George Moustaqui

viernes, 5 de febrero de 2010

EL FINAL Y LA ESPERANZA

Profeso un profundo respeto a las creencias, opiniones, ideologías y religiones de las personas. Cada individuo es un mundo y sus circunstancias y cada cual se forma sus propios criterios. En cambio yo, en materia religiosa soy agnóstico. Perdonarme los creyentes por ello. No me considero ateo porque éstos niegan la existencia de algo, ese ente misterioso que llaman Dios. No sé a ciencia cierta si existe o no, tal es mi ignorancia. De modo que no tengo ese dogma de fe.
Soy consciente que el ser humano, sabiéndose limitado como lo somos y sin respuesta a las preguntas inalcanzables, necesita sustensarse en una esperanza. Necesitamos perpetuarnos en el tiempo y en el espacio, prolongar nuestra existencia. Realmente es triste acabar una vida y no encontrarnos nada.
Pero son cosas distintas la realidad y el deseo. El que necesitemos creer en algo no es lo mismo que exista ese algo, esa esperanza. El deseo de no sentirnos solos en esa hora de la verdad no garantiza que un ser superior nos acompañe, nos guíe y nos cobije en un paraíso de luz. Nadie de los que se fueron han vuelto para contarnos nada, y eso que amigos que se me fueron prometieron darme alguna señal tras su adiós definitivo.
Por lo tanto no me preocupa tanto el tema. Creo que la vida, ésta, sigue siendo tan hermosa que merece la pena vivirla con todo el entusiasmo. Pero yo no espero nada, y no por ello me atormento y desespero. Estimo que hay que vivir con intensidad, generosidad y la mayor honestidad posible. Dar sin recibir, entregarse sin esperar. Si luego, amig@s míos, hay algo y ese Dios nos recoge encantado de la vida. Ojalá haya premio. pero si no lo hay no sucumbamos en el sueño.
Si luego tengo un encuentro con Dios le diré gustoso "encantado de conocerle, realmente es un alivio". Estoy seguro que cuando llegue mi final con el rabillo del ojo iré buscando alguna luz en el túnel oscuro. Será, al fin y al cabo, el momento de la gran pregunta que aún no se ha contestado. Y me temo que la respuesta, en cualquier caso, la encontraremos estando solos, desnudos de alma, y será tan personal como intransferible.

miércoles, 3 de febrero de 2010

MI VIEJO, MI VIEJA

Con este lenguaje, el que lleva el título, tan despectivo y geriátrico aluden o se dirigen multitud de adolescentes a sus progenitores. Algunos de ellos sostienen que es una forma hasta cariñosa de nombrarlos. A mí me parece simplemente horrible. Hay hijos e hijas que parece que están enfadados con el mundo y, en vez de intentar arreglarlo, cuanto menos mejorar su entorno más próximo, pagan su ira con los que tienen más cerca: sus padres, como si éstos fueran los culpables de sus desgracias.




Si alguno de estos chicos me lee, cosa por otra parte difícil porque no pierden su tiempo en estas cosas sino en chatear con otros chicos hijos de viejos y viejas, le diría que se pasa dos pueblos. Que cuando naciste te cuidaron, te vistieron, te protegieron, te alimentaron y más tarde intentaron educarte en esos recintos que llaman guarderías y hoy escuelas de infantil. Al fin y al cabo tu primer contacto social resultó en estos centros.




Te compraron el primer triciclo, han accedido a tus caprichos para acallar tus pataletas, más tarde te compraron la play que te hace un poco más autista, luego la moto aunque no aprobaras los cursos y al cumplir los dieciocho hasta tu primer coche, para que fueras más libre. Todo lo que pedías por tu boca era atendido y además no te falta nunca el dinero en los bolsillos para el finde, como decís vosotros.




Me refiero sobre todo a los padres y madres de clases medias, como los tuyos, trabajadoras o incluso privilegiadas. Hay quienes no pueden encaprichar a sus hijos porque no tienen ningún recurso. Pero conozco a padres, a madres, que se han quitado el pan de la boca para alimentar al niño o que han hecho más horas en la fábrica para que el chico, otro como tú, viva con más dignidad.




Sé, egoista adolescente, que no pudiste escoger cuando naciste. Tus padres son los que tienes pero si no te gustan, aún estás a tiempo. No los sangres más, ni les aprietes, ni les exprimas. Hazte la maleta y brinca.




Y a vosotros, amigos viejos y viejas, padres, madres, papás y mamás ya sabéis. Si se os ocurre traer otro rebelde adolescente al mundo educarlo lo mejor que podáis, que no se rompa nunca el diálogo o si no lo perderéis, quizás para siempre. Y por favor, no comprarle el primer triciclo, la play, la moto y el coche hasta que no se lo ganen. Antes que demuestren, con los gestos y los hechos, responsabilidad, agradecimiento y cariño. Y no te tomes, mujer, ningún valium para no oírlo. Relájate con una buena música y piensa que todavía estás a tiempo.




lunes, 1 de febrero de 2010

LA COSTILLA DE ADÁN

Venimos arrastrando, desde el principio de nuestros tiempos, éste insólito sambenito, éste machista cuento propagado hasta nuestros días y hasta la saciedad, defendido por creencias cristianas, judías y también musulmanas y que perpetúan la sumisión de la mujer al hombre.
Siguiendo la fidelidad del argumento la mujer fue creada para acompañar al hombre evitando así su marchita y trágica soledad. Eva fue inventada desde una costilla de Adán para darle hijos y asegurar las descendencias de la especie. Y gracias a Dios, y sobre todo a esa costilla de Eva estamos donde estamos y somos lo que somos.
Pero no fue creado Adán de una costilla de Eva. Adán es producto exclusivo de Dios y Eva, la mujer costillera, su posterior complemento. El machismo, que continúa brutalmente, tiene, gracias a ésta malévala historia un sagrado pretexto y una divina justificación.
Luego las respectivas instituciones religiosas argumentan que lo de Adán y Eva, y su costilla ortopédica, no es más que una simbología. Pero yo diría a esas instituciones tan poderosas que los símbolos, los bulos, las creencias y los cuentos se inventan siempre por demoledoras intenciones.
El caso, amig@s míos, es que muchos hombres, todavía hoy, consideran a la mujer como parte de su costilla, como prolongación de su propio ego y como objeto y lecho de sus instintos sexuales. Pero puestos a contar mentiras piadosas hasta los contadores tergiversan, pues no se trataba de una costilla de Adán, sino de otro hueso procedente de sus partes nobles. pero parece que queda en zona más noblemente situada una costilla que en las partes bajas, que siempre desatan y delatan los instintos del placer.
No fue una costilla la culpable de los pecados de Eva (que parece que se la creó como chiva expiatoria) sino un insignificante hueso, el básculo o spongioso, lo que se trasplantó a la pobre Eva. Un hueso masculino que portan algunos mamíferos en el pene y que les permite penetrantes relaciones sin necesidad de erección.
No sé por qué odio los cuentos que transmiten roles, papeles, conductas, status y obligaciones. Ya es hora que se comunique a esa humanidad trastornada , desigual y deshumanizada que la mujer tiene si propia costilla, nunca impuesta, que le otorga independencia, autonomia y libertad.
Y cualquiera diría que Eva y las mujeres son esclavas de alguien. No lo son. Son libres como el viento, nacieron solas y son dueñas de su propio destino. No son esclavas de nadie. Ni siquiera de Dios.