sábado, 18 de junio de 2011

PROHIBIDO EN LA CIUDAD

Podría haber titulado el texto de hoy con un "Prohibido Prohibir" pero bueno, es verdad que esta sugerencia es más genérica y no se ajusta del todo al mensaje que deseo difundir.




Lo que es cierto es que, de un tiempo a esta parte, muchas ciudades de nuestra piel de toro están recortando unas libertades individuales que rozan lo inaudito. son cada vez más los ayuntamientos que, en base no sabemos a qué y sin criterios razonables, aprueban unas ordenanzas cuyos incumplimientos supones sanciones ejemplarizantes.




En algunos casos inspiradas en arquetipos morales o religiosos, en otras aludiendo a una ciudad más limpia, en otros casos disuadiendo a posibles visitantes indeseados.




Yo entiendo por ejemplo que los llamados botellones deberían hacerse fuera de los cascos urbanos; simplemente para no molestar a quienes pasan del asunto o desean descansar a esas horas. Pero en otros lugares se está prohibiendo el refrescarse en las fuentes en verano, el pasear con el torso desnudo, el comer o beber por las calles, el pegar una cabezadita en un parque...




Deberían sancionarse conductas que atenten a la normal convivencia. Alterar el sueño de los vecinos, ensuciar las calles, no recoger los excrementos de los caninos, escupir en la vía pública, arrojar las basuras sin selección ninguna y demás cosas que interfieran la normal convivencia.




Que se persiga la acción perjudicial a quienes infrinjan los límites cívicos. Pero prohibir cosas que no hacen daño a nadie ni a los demás me parece excesivo. Si esto sigue así ya no podremos tomarnos el comùn y barato bocadillo en el banco de una plaza. Nos obligarán a comer en una terraza, más cara y con sus impuestos y su IVA correspondiente.




Que se sancione la conducta indeseable, no las libertades individuales que no molestan a nadie.




Bastante molesta ya una ciudad, con su contaminación, sus ruidos, sus locuras, para coartarnos las alas, y hasta el hambre.




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