domingo, 20 de marzo de 2011

GRILLETES DE HIJOS

Pocas horas antes de nacer mi primera hija fuimos al hospital dos personas, yo de acompañante, y regresamos a casa tres. Le comenté a la feliz y estrenada madre que la nueva incorporación, y las que hubieran después, era ya una condena para toda la vida.

Una condena agradable, eso sí, pero una penalización de alta responsabilidad. Si enferman, a sufrir con ellos; si se traumatizan por algo, a padecer con ellos; si son infelices, a llorar con ellos, y todo por ellos, todo junto a ellos.

Si todo va bien igualmente a compartir sus alegrías con ellos, sus risas, sus ilusiones, sus vidas; desde tan cerca, que no se saben muy bien dónde acaban los límites de unos y dónde se prolongan las existencias de los otros. Una simbiosis de melancolía o frivolidad, de tristeza o alegría que en todo caso hay que compartir por obligación, más las madres y padres con sus hijos que ellos hacia nosotros.

No es fácil la tarea, dicen que la más hermosa del mundo. Proteger, educar, amar, llorar, reír y compartir cada uno de los días hasta que la muerte nos separe.

Da igual si están próximos o si se hallan lejos. Los abrazos serán distintos, como diferentes los pensamientos.

Nacen con grilletes que nos colocan a cambio de su propia libertad, argollas que las llevaremos a gusto y con gozo aunque cada vez sean más pesadas, cebos amorosos de cadena perpetua.

Misteriosa paradoja ésta, pues estamos dispuestos a regalar nuestra más preciada libertad a cambio de que los nuevos inquilinos abracen la suya, nos cargamos de sufrimientos para que ellos se blinden en sus urnas de cristal.

Sólo espero que, después de todo, los grilletes aguanten mucho tiempo. Buena señal será, aunque pesen y los mayores ralenticemos el paso.


2 comentarios:

  1. Juanjo comparto contigo tus pensamientos y me encanta la música que has puesto.Un abrazo muy fuerte y sigue escribiendo que da mucho gusto leerte.Y...¡A vivir!Besos josefina.

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  2. Extraordinaria exposición de la única pérdida de libertad que me parece extremadamente bella.
    Felicidades. Juanjo Torres.

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