miércoles, 17 de febrero de 2010

VERDAD, MENTIRA Y OMISIÓN

Se sospecha como cierto que la verdad, esa que entendemos absoluta, no existe. Son las verdades individuales tan parciales y subjetivas que se necesitarían la suma de todas ellas para recomponer un gigantesco puzzle en forma de la gran verdad. Así que cuando hablamos de la verdad, con tanta simpleza, nos referimos en realidad a la verdad de cada uno, a "nuestra verdad" particular.
Con la mentira otro tanto de lo mismo. En cierto modo es la negación de la verdad, su puesta en cuestión, su crítica y su ataque. Pero las mentiras son también tan subjetivas y tan personales que pierden la credibilidad desde el momento que se formulan. Deberían, igualmente, sumarse todas las mentiras para crear la mentira verdadera, la negación de las verdades más certera.
Luego están las mentiras que denominamos piadosas. Su única misión es herir lo menos posible la sensibilidad de los demás. Porque al formular una mentira, la negación de la verdad, resulta en ocasiones tan molesta y tan cruda que suavizamos el mensaje. Ocurre igual con la verdad pues a veces es tan incómoda que decimos las verdades a medias. Sean mentiras piadosas o las verdades a medias los criterios son tan parecidos que acaban siendo lo mismo.
Y no podemos olvidar la omisión. Está a caballo entre la mentira piadosa y la verdad a medias. Es un engaño, el más silencioso de todos, que agrede psicológicamente al receptor, pues más tarde o más temprano acabará por descubrir que le privaron de información. Y eso duele, casi más que la verdad o la mentira, aunque sean piadosas o a medias.
No hay estudios al respecto pero, yo para mí, que las mentiras se dicen más por la mañana, cuando los personajes salen de casa a ganarse el sustento y les espera una jornada dura, hostil y llena de trampas. Se miente entonces para sobrevivir y salimos con la desconfianza a nuestras espaldas temerosos de que las miserias de los demás nos abduzcan.
Por la tarde llega el tiempo de la omisión. Ya le hemos cogido el punto al día y nos vamos soltando un poco. Estamos más cansados y ni decimos verdades ni mentiras, o las referidas "a medias" o "piadosas". Se juega entonces con lo que más convenga en cada caso.
Por último soy de la opinión que las verdades se dicen más por la noche. Nos rendimos al hechizo de las puestas de sol, hemos regresado inmunes a casa otro día más, y nos sentimos cansados pero inspirados. Dispuestos a cantar si nos aprietan. Las pupilas se dilatan y es entonces cuando podemos delatarnos bajo la sombra de la sinceridad.
No hacerme, no obstante, demasiado caso. No es más que un juego de palabras. Pero no olvidar una cosa. Si decís verdades, mentiras, piadosas o a medias, si omitís información, procurar ser lo más coherentes posibles, dañar lo menos posible y ser lo responsables que exigiríais al de enfrente. Como los viejos cowboys.
Música sugerida: WITHOUT YOU. Harry Nilsson

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