Raramente se piensa lo mismo y aunque parezca una contrariedad es mejor que así sea. Me parecería sospechoso, y hasta triste que existiera siempre identificación de ideas y de opiniones. De este modo nunca habrían aportaciones, tan solo una que sería la primera y el resto, supuestamente de acuerdo, ¡ Hala, a apoyar!
Estoy convencido de que es saludable la divergencia de pensamientos, porque enriquecen una idea, se amplían perspectivas y se origina el debate. Claro, luego llega la parte más difícil y es ponerse de acuerdo. Pero esta tarea ya requiere un grado de sensatez y civismo de las partes. Para acordar compromisos es necesario negociar, para negociar buscar puntos de encuentros más cercanos al OK que al KO y más tarde llegará el turno de la cesión.
Se tienen que ceder posturas para que la intransigencia de paso a la concordia. Y esto es así en reuniones de Jefes de Estado, de Consejos de Ministros, en cualquier organización política, sindical o asociaciones de vecinos. Ocurre en las mejores familias, entre padres e hijos, entre hermanos y entre primos lejanos.
Y ocurre en este blog, pues a menudo recibo correos que disienten de algunas reflexiones. Y me alegro por ello. Respiro. Los criterios distintos son buenos si asoma el respeto, nunca la imposición. Y a partir de ahí la aportación de ideas, la discusión inteligente y el desenlace, que resulta de llegar a un punto de encuentro. Si entre dos personas hay mil diferencias y diez coincidencias será mejor potenciar lo que une más que lo que separa. Aparcar para más tarde los desencuentros y si acaso aparece lo innegociable ofrezcamos el respeto y la libre decisión. Para eso se inventaron los consejos.
En el próximo comentario detallaré por qué no prosperan, casi nunca, cualquier tipo de reunión o negociación. Hasta el martes. Me desplazo el fin de semana a Barcelona para despedir a una especial criatura.
Música sugerida: SEASCAPE. Amazing Blondel
Estoy totalmente de acuerdo que lo importante es el respeto, pero que pocas veces se encuentra. NOs cuesta dialogar admitiendo la opinión del otro.
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