lunes, 13 de septiembre de 2010

LOCALES DE AMBIENTE

En algunas ocasiones, muy de vez en cuando, salgo a cenar con los amig@s. Compartimos mesa y mantel y no resulta necesario celebrar algo, ni nada en especial. Si entre todos podemos nos juntamos, siendo éste momento un enorme privilegio, pues casi siempre los compromisos laborales o las complicaciones familiares abortan cualquier intento.

Es agradable vivir esas horas de degustación, tertulia y bienestar, donde no existen las tensiones y se aparcan, por un momento, los problemas cotidianos. ¿Quién sabe cuándo será la siguiente cena? Lo habitual entre nosotros, acabada la mesa y los últimos coletazos de conversación, es cobijarnos en algún local de copas para prolongar el encuentro. Supongo que esto mismo es un hecho universal.

Estos locales se denominan pubs o pequeños antros donde se puede degustar una bebida con una agradable música de fondo, o de ambiente. A mí, muy personalmente, me encantan los lugares donde puedes consumir tu copa, escuchar una música estupenda pero sin restar protagonismo alguno a la conversación.

Por estos lares no encuentro. Llegamos, nos sentamos, pedimos lo acordado y cuando retomamos el hilo del lenguaje sube el volumen de la música hasta límites insospechados. Que digo yo, que no tengo voz de tenor, que para recibirnos así nos vamos a una discoteca, que para eso se inventaron.

El caso es que ese idílico ambiente se convierte, en segundos, en un cuchitril con música estridente y donde es del todo imposible la comunicación habitual. Y tengo finalmente que inclinarme las orejas para captar las voces y leer los labios de los acompañantes para deducir la conversación.

Pienso que estos locales son despide-huéspedes y eso creo con rotundidad. Y lo que podría ser un velada estupenda y sosegada acaba por convertirse en una huída casi escandalosa. No escarmientan los propietarios de estos locales al no reparar la inoportunidad y hacerla reincidente. De tal modo que pretendiendo captar clientes acaban por perderlos.

Con lo agradable que es conversar hasta el infinito con música que toque el cielo. Porque para oír la discotequera prefiero la música sincera y sencilla, como ésta:

3 comentarios:

  1. jajaja vente a Zaragoza Juan José !! Aqui hay unos cuantos destinados a los cuerdos locos en los que se está como para impedir que lo cierren a las cuatro de la mañana y seguir charlando un poquito más.jajajaja

    Un saludico del superviviente

    ResponderEliminar
  2. Creo que hasta en las cafeterías de los tanatorios hay demasiado ruido.
    Juanjo, te estas haciendo mayor. En tu próximo cumpleaños te regalaremos un sonotone.
    Saludos.
    Francis.

    ResponderEliminar
  3. Aparte de por tu reflexión, gracias por la canción Juanjo, me has hecho recordar que llevada demasiado tiempo sin escuchar la voz de Antonio Vega y su cóctel de autodestrucción, profundidad, misterio y ternura.

    Javi.

    ResponderEliminar