viernes, 21 de mayo de 2010

DESCONECTAR

Tengo una amiga que su nombre no importa ahora. Puede que se llame Elena, Teresa o Vicki. No tiene ninguna importancia. Esta amiga se ha marchado a la Costa del Sol para desconectar. Y hace bien.

Compaginar el trabajo con los estudios pone a la gente al límite, estresa lo suficiente como para no aplicar atenciones cotidianas en la vida normal. Así que, si se puede desconectar, buen invento resulta. Se cambia el chip, se respiran nuevos aires, se reflexiona y se cargan las pilas.

Ojala tod@s tuviésemos, en algún momento, un sitio y una economía para escaparnos de los cielos y los infiernos y abandonarnos de nuestras cosas para no hacer lo que hacemos siempre; poder disfrutar del sol, de los vientos, de las tardes y de las noches sin presión alguna. Sin responsabilidades, sin agobios, sin prisas y, el tiempo del reloj, encerrado bajo llave en las manos.

Tod@s necesitamos desconectar del run-run de las horas del día. Y cuando nos toque, nos entregaremos a esa vagancia tan necesaria y estimulante que nos resucite un poco, aunque sea un poco, de tanto trajín.

Ahora es Elena, o Teresa, o Vicki. Y sólo espero que te vaya bien, que te venga estupendamente, que descanses merecidamente y sueñes entre brisas.

Relájate con las olas,... y con esta música que ahora suena. Y vive, por lo menos unos días, como una reina, aunque sea de los cuentos.

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