miércoles, 5 de mayo de 2010

PEDERASTAS

Malos tiempos corren para los pedófilos, porque han existido siempre. Se han visto intemporalmente amparados por la ignorancia de sus víctimas, por la inocencia de sus presas, por la vergüenza social de las familias destrozadas. Han actuado siempre con premeditación, alevosía y casi con nocturnidad. Han realizado sus infames fechorías bajo el disfraz de personas serias y suficientemente formales. Han esquilmado cuerpos y traumatizadas mentes desprotegidas y sin voz. Han pululado bajo el amparo de silencios administrativos y en muchos casos protegidos por su rango canónico.

No entienden estos desalmados sujetos que la sexualidad de los niños y jóvenes les pertecece sólo a ellos y serán ellos quienes la descubran cuando llegue el hermoso momento, no cuando les roben o anticipen ese tiempo los deseos desenfrenados e inmorales de mal nacidos indeseables.

Que ninguna víctima acalle su vergúenza, que nadie, por muy débil que se sienta, silencie a su verdugo. Malos tiempos corren para esta gentuza, y quienes crean que sus sotanas tienen indulgencia divina o papal, que corran prestos.

No habrá para ellos ni confesionario, ni parroquia, ni asilo social que les de cobijo. Y que sus almas no tengan descanso ni en los banquillos de acusados ni en las plazas vaticanas.

Porque la mejor forma de proteger la inocencia vulnerada, y de los jóvenes esclavos de pánicos y abusos, es el desprecio infinito y sin perdón a estos trozos de carne que seducen con las artes del más cruel engaño.

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