Un grupo de espeleólogos descubre una gruta que por su naturaleza, profunda y escarpada, promete aventuras y nuevos descubrimientos. Encontrándose la sima en una propiedad particular su dueño, un científico con escasos escrúpulos, está convencido de que la cueva esconde misterios que le serán, más tarde o temprano, recompensados.
Desconfiado de que ese grupo de extraños la indague y se apropie de sus sueños decide un plan maquiavélico y destructor. Envenena un arroyo de agua con esos productos que sólo los científicos conocen con el propósito de quitárselos de enmedio. Y así lo hace, mezclando alucinógenos y otras combinaciones letales en ese torrente, a una decena de metros de la entrada.
Los desventurados aventureros rellenan sus cantimploras de esa agua maldita y se desata la tragedia. Sólo uno logra salir de ese oscuro infierno y regresar en penosas condiciones. El resto ya son presa fácil para el loco, poseso de celo y ambición. Los reduce uno a uno y los lanza por una grieta hacia el abismo húmedo y negro. Jamás los encontrarán y por aquí nadie vino, pensó.
Siguió luego el rastro del fugitivo superviviente y haciendo uso de favores a cambio de información dió con el desdichado, al cabo de unos meses, en el módulo de enfermos mentales de un geriátrico. Interesado por él por los motivos que ya sospechamos, se presentó allí haciéndose pasar por un amigo de la infancia.
El enfermo presentaba cuadros de esquizofrenia y una absoluta amnesia, cuestión que tranquilizó al científico malvado. No obstante le visitaba una vez al mes para comprobar la evolución de su estado y si era reversible en cualquier caso.
Pasado el tiempo y en su última visita se llevó un susto de muerte, pues le comunicaron que el paciente había salido del shock y había mejorado, tanto de sus problemas físicos y mentales, hasta tal punto que le concedieron el alta. Y además, y todos se alegraban de ello, había recuperado la memoria.
Se apoderó del científico la angustia y la zozobra. Y a partir de ahí se inició el dilema. Él o yo. Y la búsqueda del uno del otro. Comenzó así una camino de captura y de venganza. Como la vida misma.
Música sugerida: LA RUPTURE. Yann Tiersen
Muy intrigante............ Deberías continuarlo.
ResponderEliminarSaludos.
Francis.