jueves, 24 de junio de 2010

LA NOCHE DE SAN JUAN

Acabo de regresar de Barcelona tras horas de autopista, esperas en aropuertos y una noche de insomnio, donde era imposible conciliar el sueño por la Nit de Sant Joan. La pasada noche, la más corta del año, está festejada en muchos lugares y los fuegos y algarabías pirotécnicas adornan las horas de vigía.

Esa noche agranda cada año su leyenda particular siendo costumbre, en multitud de sitios, activar una hoguera que, aparte de desprender calor, simboliza muchas otras cosas. Suelen quemarse enseres viejos e inutilizados como gesto de renovación; hay quienes saltan sobre las llamas e incluso quienes caminan por sus cenizas. todo sea para reinventar las buenas intenciones.

Para mí las noches son casi todas iguales, pero para eso alguna vez, alguien, les puso nombres. En cualquier caso la Noche de San Juan dicen que hechiza, seduce, deslumbra y acapara con su magia. A mí, doy fe, me quitó el sueño.

Sin embargo deseo sinceramente que vengan otras muchas noches de San Juan y que me roben horas de descanso. Que se vivan y se compartan, y que cada cual le ponga su propia guinda.

Y ojalá no se repitan nunca, en noches tan encendidas como ésta, episodios tan tristes como la desgracia de Castelldefels. Que se vivan para contarlas, no para sufrirlas.

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