domingo, 19 de septiembre de 2010

EL DON DE ESCUCHAR

Me gustan las personas que escuchan, que atienden, que tienen la paciencia necesaria para estar inmersos en una conversación sin interrumpir a quien conversa en ese momento. Me agradan por lo que supone de respeto a la otra parte, las aprecio porque, cada vez, se estilan menos. Es tan habitual que alguien corte a otro alguien y lo deje con la palabra en la boca, que parece que primero muerda sus palabras sesgadas y luego que se las coma, que me produce cierta indignación silenciosa.

Parece que hoy en día toma la ventaja quien interrumpa o quien eleve el tono de la voz, es decir, quien más chille, grite o vocee. Y los que no sabemos ni chillar, ni gritar, ni vocear, porque no nos enseñaron a hacerlo, tenemos siempre desventaja.

Por todo eso que cuento me parecen tan especiales y tan entrañables esos seres que saben escuchar, oír, alimentar con respeto cualquier tertulia que se tercie. Cualquiera puede tener razón o no en aquello que cuenta y dice, porque es eso cierto de que la verdad se reparte entre todos, pero sean sus argumentos convincentes o rechazables merece, siempre, un mínimo de defensa, de ser escuchados y sostenidos.

Por eso reivindico desde aquí la educación de ser oído y la elegancia de escuchar. Y ojalá entre todos invertamos esa descortés tendencia y aprendamos, de nuevo, el arte de la tertulia.

Yo, por lo menos, adelanto que nunca alzaré la voz.

PD. ¿A que da rabia que se corte el tema musical?

1 comentario:

  1. A mi hija, desde que tiene 4 años en ciertos momentos le pregunto ¿ pero...tú me oyes o además me escuchas hija ? y le voy recordando la diferencia entre oir y escuchar.
    Al escuchado le aporta bienestar y al que escucha sabiduría.

    Ese es mi pequeño granito de arena.

    Saludicos

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