Hace años que acabó una historia que ni siquiera empezó. Hace una eternidad que no te he vuelto a ver. Tiene el tiempo losas casi infranqueables que reclaman olvido e impermeabilizan los sentidos. Deja el tiempo estelas de neblinas que impiden recordar sin imágenes borrosas.
No obstante aún te recuerdo y por lo tanto no olvido. ¡Qué tendrá el corazón encadenado que tiene rincones todavía sin desatar!
Recorremos caminos divergentes que parece no se reencontrarán nunca. Nos creamos entornos distintos con destinos misteriosos. Estamos tan cerca, pero a la vez tan lejos...
Me pregunto mil veces qué pasó para pasar lo que pasó. Son preguntas al aire que el aire me las devuelve y las convierte en ecos, esos ecos con voces invisibles que te rodean sin atraparte.
El tiempo nos enmudeció. La cobardía combatió un horizonte y cualquier sueño estalló, convertido añicos. Pero, aunque sigamos mudos y mis ojos ya no te invoquen estás fresca, como una rosa primaveral, en mis recuerdos prohibidos.
Y esto me pasa a mí, te pasa a tí, y quien más, quien menos, puede que alguna vez perdiera también un tren y se quedara en el andén.
El viaje es largo, o corto. Los viajes se alejan y se acercan, se cruzan en una intersección y doblan esquinas opuestas.
Alguna vez te nombro. De vez en cuando sacudo la caja de música para no olvidarte del todo. Ayer pensé en tí, aunque tú corras y yo camine.
Música sugerida: PIENSA EN MÍ. Luz Casal
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