martes, 20 de octubre de 2009

EL REENCUENTRO

La encontró tan guapa y hermosa como siempre. A veces la magia de un inadvertido milagro hace estas cosas. Le pareció tal y como la contempló la última vez, hace de eso ya mucho tiempo. La misma sonrisa, idéntica la mirada, semejante el gesto dudoso y complaciente. A ella, sin embargo, le pareció algo más viejo y apagado.
Ella dijo de sí misma que el tiempo no pasa en balde y que transforma, insoslayablemente, a cuantos tuvimos la dicha o la fortuna de nacer. Él, en cambio, no sé si por cortesía, por cumplido obligado, por situación mil veces soñada, la divisó eternamente joven. Cierto es que pensó que las personas dependen también de los ojos con que se las mire, para exaltalrlas o ridiculizarlas, para envejecerlas o rejuvenecerlas. Pero él la vió joven y así se lo hizo saber. "Te pareces tal cual a la de entonces. No has cambiado nada".
Se apresuraron a abrazarse, no sin antes vencer un extraño y lógico miedo, alimentado por la distancia y el tiempo. Él la besó en la boca, luego ella en la frente, exactamente como ocurrió la última vez. Se susurraron a los oídos y sus labios encendidos cerraban los ojos del destino.
Él asó con fuerza la maleta, tan triste como entonces, y confió esperanzado en el último regalo de su viaje.
* Texto de Los Secretos de la noche
* Autor: Juan José Torres

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