jueves, 29 de octubre de 2009

LOS SENTIDOS MUTILADOS

Hay quienes oyen pero no escuchan, quienes hablan monólogos con frecuencia ofensivos, quienes miran sin observar, quienes leen entendiendo poco y quienes tocan sin sentir.
Allá por donde vayamos siempre nos encontramos gentes así y ni escuchan, ni observan, ni hablan con respeto, ni comprenden lo que leen y ni siquiera sienten. Y esto es así no porque tengan los privilegiados sentidos atrofiados, sino porque, en demasiadas ocasiones quizás, nos invade el ego, nos creemos los actores principales, somos el centro del universo y nuestro ombligo es el que más atención requiere.
Así que, cuando nosotros tengamos también los sentidos mutilados hagamos de la reflexión un método y de la autocrítica un ensayo cotidiano. Si nos damos cuenta de lo fácil que resulta acotar nuestros sentidos y privarlos de lo que nos rodea, es que aún estamos a tiempo. Las personas fuera de nosotros, que en realidad es el resto del mundo fuera de nuestro mundo enclaustrado, merecen más respeto, comprensión y estima.
Si son los demás, muchos de ellos, los que nos desesperan armémonos de paciencia. Sigamos afinanado nuestros solidarios sentidos y a esperar si alguno se contagia en ellos. y que predomine en nuestro vocablo palabras como las gracias o el perdón.
Y si con todo nuestro esfuerzo nos seguimos encontrando con personas "sinsentido". que nos encontraremos, démonos la vuelta en silencio sin atropello alguno y olvidemos el asunto. Que "lo que no pué ser, no pué ser" como decía un torero. Porque al final cada cual acaba por delatarse y el tiempo pone a cada uno en su sitio.
Sigamos los conscientes potenciando nuestros sentidos y abriéndolos a los demás. Y los que los quieran sólo para ellos, que se los queden, que antes se pudren.

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