Ella es menuda pero fuerte, frágil pero resistente, tierna pero curtida, hermosa y al mismo tiempo sufrida, sincera y amiga, -conceptos que en ocasiones el primero solapa al otro si la amistad no es consistente-, solidaria y firme.
Ella camina hacia adelante a pesar de los afilados adoquines del camino, vitaliza su energía y la transmite, contagia con su mirada y se hace querer con su sonrisa.
Ella ha conocido el dolor como pocas y, sin embargo, anestesia al grupo escampando las tristes nubes que amenazan tormenta.
Ella sabe como pocos del vértigo que produce tambalearse en el alambre, de la incertidumbre de los días del calendario, de encontrar la antorcha en el túnel oscuro.
Ella llora, ella ríe, ella duerme, ella vive.
Ella siembra abrazos y recoge amistad, ella tiende las manos que brotan claveles y ella sabe que un ramillete de personas entrañables la queremos.
Y como te alejas de nosotros durante unos días, recibe nuestro más cálido abrazo y nuestro recuerdo infinito.
Yo no lo sé pero lo intuyo y apoyo el calor.
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