En esta jungla social, más selva que cívica, pululan más las personas que se levantan torcidas de la médula comprensiva, la llevan encima a todas horas y se acuestan doloridos con ella.
Muchas de ellas cogen el coche y claro, llevan también sus cabreos y sus problemas al volante. Tanto es así que basta con una simple contrariedad para que los nervios, que ya los tienen a flor de piel, se desaten sin control.
Sucede por lo tanto que en un cruce alguien derrape, se oiga un frenazo e incluso que haya una pequeña colisión. Puede pasar también que en un semáforo en rojo les invadan las prisas y los demonios les intranquilicen. El caso es que lo que tendría que ser un paseo puede desembocar en un caos.
Amigos míos, cuando os encontréis, o crucéis, o topéis con energúmenos incontrolados no les sigáis el juego. Si os dicen algo ni les miréis. Si os insultan ni os molestéis. Si con sus dedos os hacen el gesto de "cornudos" no les repliquéis con el gesto diseñado de la "peineta", porque vais a provocar un conflicto de difícil pronóstico.
Ocurre muchas veces que se contesta a la provocación, al desprecio, a la chulería; se paraliza entonces el tráfico y puede acabar la cosa en un improvisado combate donde la niña, desde el coche, suplique por la paz entre llantos y la mujer del instigador llore histérica por la que se montó.
Los incontrolados se envalentonan más si hay público que aprecie el valor; más los más inteligentes sabéis que no hay que responder a las estupideces, y es mejor la gallardía que el pronto enloquecido.
Hoy hace frío, llueve y las gentes tienen prisas. Si vas al volante no tengas encogimientos, relájate y llega a tu destino. Si alguien te altera tranquilízate. Hay quienes son adictos al claxon y no pueden vivir sin él. Piensa en tus cosas y en tus gentes. Nada más.
Y si te pones nervioso ponte un cd con música tranquila, como la que ahora te regalo.
Música sugerida: SONG FOR JULI. Jesse Colin Young
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