Nos movemos siempre por los estados de ánimo en que nos encontremos. Cada acción, por más que sea involuntaria, está sujeta a nuestro estado personal. Si no fuera así no seríamos humanos, y las máquinas también se inventaron para realizar nuestro trabajo sin desgaste, cansancio, alegría o sufrimiento.
Tenemos derecho a estar tristes y la obligación de estar contentos. Pero si estamos más contentos que tristes contagiamos más a los tristes de nuestro saludable optimismo; en cambio si estamos más tristes que contentos difícilmente encontraremos a alguien que nos aliente.
Pienso que la felicidad no es más que una idea virtual. Existe cuando nos encontramos bien pero es tan frágil y efímera que se nos escapa y tenemos que remontar, de nuevo, para buscarla y atraparla.
Es un estado de ánimo, con encefalograma plano, que nos satisface en estabilidad cuando no se derrumba ni se tuerce. Decimos entonces "que me dejen como estoy". Alguna vez cambiará la suerte y será inevitable, pero mientras tanto deseamos que dure y dure.
Pero es mejor estar así que maldecir la mala suerte y vernos asolados por la desgracia. De modo que si estáis tristes por cualquier cosa cambiar pronto el chip. No os atormentéis por ordinarieces que no desembocan en el desastre. Ya llegará el tiempo de lamentarse cuando lo irreversible haga acto de presencia.
Mientras tanto procura mantenerte estable, agarrando esa felicidad que nos roza sin irse pero sin quedarse y conviviendo con ella lo más que podáis. Y no decirle, cuando se suelte, un adiós destemplado y resignado. Decirle un "hasta luego". Seguro que volverá, aún disfrazada de otra cosa.
Aprendamos esta simple lección. Vive y deja vivir. Anda en paz, no escales castillos de naipes y no sufras por cuestiones intrascendentes e innecesarias. La vida es tan sorprendente que, con bocados amargos y tragos que provocan acidez, abre de vez en cuando bocanadas de sosiego y destellos de felicidad. Así que, al loro.
Música sugerida: YOUR LOVE. Dulce Pontes. (Ennio Morricone)
Como la vida misma. Por cierto como vayamos todos "al loro" creo que lo vamos a superar un pelín, espero que nos parafrasee algo con muchos colores.
ResponderEliminarCoincido con tus selecciones musicales, yo soy uno de esos que se han abierto de orejas con Radio 3.
Gracias por tu blog