martes, 10 de noviembre de 2009

LA VISITA INESPERADA

Llegaste como un encanto anunciado. Apareciste como una sombra, sigilosamente, como si nadie advirtiera tu presencia. Entraste en silencio, tímida, como quien no quiere sentirse una molestia. Regresaste como rozando, como un leve viento. Viniste asustada, ansiosa, temerosa y acotada de problemas para tí insuperables. Te acercaste escéptica, desconfiada, dudando en si quedarte o,...marcharte.
Cenaste en casa. Por fin se rompió el hielo. Hablaste y te abriste. La conversación, al son de la música y a la penumbra de la cálida luz, te sirvió de desahogo. Volviste a encontrar en tu camino a esos fieles y viejos aliados. Y con el último bocado, con el último sorbo, con la última lágrima dejaste el último beso y te fuiste imperceptiblemente, como cuando llegaste.
Y desapareciste con esa sonrisa, con esa mirada, con esa palabra entrecortada, -con un nudo en la garganta-, y de refilón, casi de espaldas, como un soplo y con el rabillo del ojo lleno de esperanza.
Texto de Los Secretos de la Noche
Autor: Juan José Torres

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