Yo no sé vosotr@s pero yo, que soy tímido de nacimiento, he sido parco en palabras y torpe para algunas declaraciones, como en las confesiones de amor. Cuando era un adolescente se me descubrían los colores cuando estaba cerca cualquier chica que me gustaba. Y entablar conversación suponía un suplicio sofocante con titubeos nada recomendables. Pretendía desaparecer y deseaba quedarme al mismo tiempo, cosas tan opuestas que me confundían a mí y al más pintado.
Recuerdo que un viejo amigo, sabio como él solo, me comentó una vez que si un día tenía que declarar mi amor a alguien no fingiera. "No es bueno si disimulas debilidades y magnificas las virtudes. Sé tú y sé natural, como si abrieras una sincera y respirable ventana".
Llegado el momento hice mi declaración de amor con todas mis desvergüenzas, pero confiado. Era yo con todo lo que soy y, echando cuentas llevamos juntos treinta y siete años, que no es ninguna frivolidad. Durante este periplo hemos vivido de todo, pero ahí estamos. Riendo, compartiendo, sufriendo, viviendo...
Tengo que decir que, llegado ahora mismo, si ella me dejara por cansancio de amor o yo concluyera este ciclo vital no sé si sabría reinventar una conquista amorosa, si sería capaz de despertar alguna ternura más allá de la compasión.
La experiencia vivida no garantiza que haya desterrado la vieja timidez, ni que no vuelva a asomar
el sonrojo de una emoción nueva. Ya perdí esa costumbre de soliviantar ese corazón perdido y de nadie. Aunque al fin y al cabo todavía conservo la ilusión, y la esperanza, de seguir caminando juntos por los ingratos caminos.Pero si te toca a tí abre las ventanas de para en par, dile quien eres y todo lo que estás dispuesto a amar. Díselo con el corazón y con los ojos. Díselo sin parpadear. Díselo. aunque tiembles.
Música sugerida: WOMAN. John Lennon