sábado, 2 de junio de 2012

MORIRSE A TIEMPO

Hoy en el diario El País y en su sección “Cartas al Director” hay escrita una carta titulada “Morirse a Tiempo”. Su reflexión es una mezcla de broma sarcástica y tristeza, pero lleva tanta razón que me ha sugerido un texto en este rincón del Diván. Hace apenas unos años nos alegraba sobremanera el aumento de la esperanza de vida, los avances médicos al servicio de la Humanidad, las terapias farmacológicas que alargaban en años y calidad de vida el último tramo final y el trago más amargo. Nos felicitábamos también por esa sociedad amparada por el Estado de Bienestar y que nos garantizaba reducciones de jornadas laborales para aprovechar más y mejor los ocios y los tiempos muertos. Igualmente nos satisfacía la tranquilidad de que llegada la jubilación, con salud y una digna pensión, nos permitiría saborear los últimos coletazos de felicidad con fuerzas y animosos.

Sin embargo todas esas esperanzas se están desvaneciendo como los castillos de naipes. El Estado de Bienestar se parece más a un Estado de Malestar, las circunstancias mandan y nos atizan con alargar la vida laboral, las reducciones de jornada quedaron en un sueño, conservar el trabajo en una suerte, dedicar nuestros tiempos muertos a las cosas que nos gustan en una utopía inalcanzable y la merecida pensión, cuando llegue la hora, en el filo de la navaja y en peligro de extinción.

Si aderezamos el panorama con que los recortes sanitarios y el insultante copago, como daño colateral, nos obligará a costearnos las sillas de ruedas, las muletas, las urgencias médicas, las medicinas y los gastos de cirugía, casi es mejor, como escribía el lector del diario, morirse a tiempo. Nadie quiere irse de este loco mundo hasta que asume lo inevitable, pero una retirada elegante y a tiempo…

Los avances científicos servirán de poco si no se dispone de buenas rentas y éstas nos las quitan los bancos, mientras los políticos nos acusan de haber gastado demasiado. Un mundo de locos donde la incertidumbre y el pesimismo deshace y hurta el caramelo que nos prometían hace pocos años. En fin, ya se lo dije a mi señora, “si has de quedarte viuda que sea ahora y disfruta antes de que sea tarde”. Aunque tampoco espero que me envenene. No tengo prisa alguna, pero si triste es morirse más mustio es largarse maltratado.