lunes, 28 de febrero de 2011

AMORES ELEGIDOS

No tenemos la capacidad de elegir los países en que nacemos, donde podemos vivir con cierta dignidad y alegrarnos un poco la vida o, por el contrario, ser presos de existencias hostiles, atenazados por el hambre, las guerras o toda clase de peligros.

No podemos elegir nunca a nuestras madres, ni tampoco a nuestros padres. Otra lotería que nos condiciona el destino, porque podemos recibir de ellos los cariños que necesitamos, los lenguajes y las conductas de protección y calor; pero hay quienes no encuentran en ellos ni calidad, ni seguridad y permanecen años al hilo de la indiferencia y la falta de atención.

No podemos, hoy en día, ni siquiera optar por los trabajos que nos encantaría desarrollar. El mercado laboral manda y es quien elige si es que tenemos la dicha. O lo tomas o lo dejas, que hay cola, como las lentejas.

Sí podemos seleccionar a las amistades, cuya lealtad recíproca hará piña. Y, de entre éstas, a las personas que queremos compartir con más delicada intimidad.

Porque en asuntos de amor sí que no hay fronteras, sino sentimientos. No hay límites, sino los que dicte el corazón. No hay racionalidad ni lógica, sino pasión y ternura. Tan difícil de definir que se mezclan las emociones más intensas con las dudas más extrañas.

No existe el tiempo, tan sólo el que nos dure.

viernes, 25 de febrero de 2011

LA TRIPULANTE OLVIDADA

Dijo una vez un hombre, muy amante del mar, a su esposa: "¿Sabes? Estoy contento porque soy un personaje admirado en el mundo de los negocios y muy reconocido socialmente. Si esto no se detiene, porque va viento en popa, tengo otros exitosos asuntos en danza, como tú ya sabes".

"Soy como el capitán de un barco, manejo las mareas y las tormentas que se avecinan, estudio mis movimientos con precisión, calculo minuciosamente los próximos pasos, desafío a las coordenadas, controlo la brújula, dirijo como nadie el timón y la vida la tengo planificada como el mejor marino en su cuaderno de bitácora".

"Cuando es necesario retrocedo hacia popa para ver lo que dejo atrás. Me muevo a babor, que bien sabes que es el lado izquierdo, cuando las circunstancias lo requieren. Basculo a estribor, que debes conocer también que es la diestra, cuando cambian los vientos. Y sobre todo, vida mía, me encanta recostarme en la proa, porque desde allí lo diviso todo, el horizonte inclinado a mis pies y me siento tan dominador que me reconozco el dueño de mis sueños y todos los destinos que invente. Elijo los nudos de velocidad que me dan la gana y devoro las millas que hagan falta".

"Me gusta controlarlo todo y estoy seguro, lo juro por mis muertos, que tú y yo llegaremos lejos; es más, alcanzaremos todo lo que nos propongamos".

Y tras el monólogo, para nada altruista, insolente e inmodesto del marido la mujer contestó:

"¿Lo controlas todo? ¿Lo abarcas todo? Enhorabuena ¿Y yo? ¿Te ocupas acaso de mí? Resulta tan vital para tí gobernar lo que te rodea que ignoras las cosas más importantes, que son las que tienes al lado".

"Me olvidas a mí, por ejemplo, tu persona más cercana. Y soy tan menuda y tan pequeña que no mido más de 1,65 metros de eslora".

Música sugerida: X & Y. Coldplay

miércoles, 23 de febrero de 2011

TSUNAMIS EN LOS DESIERTOS

Todo empezó en Túnez. Un hecho trágico y aparentemente aislado prendió la rebelión. Años de autocracias y tiranías se tambalean, como las bahías con los tsunamis, en los huracanes polvorientos del desierto. La epidemia liberalizadora y contagiosa que alza cualquier rebeldía atiza con fuerza territorios sagrados, casi inamovibles.

En Occidente unos están de luto y otros conteniendo el espasmo. Nunca hubo tanta expectación.

Y ante la expansión del grito libertario los viejos protectores piden prudencia y moderación, no vaya a ser que los que viven de rodillas reclamen vivir con dignidad y en pie.

Ahora soplan inquietas diplomacias de bienvenida, pero sin arriesgar tantos intereses creados. Mientras, del otro lado, siguen los rigurosos fundamentalistas intentando el reparto del pastel, barriendo para sus objetivos toda la febril revuelta.

Yo, insensato pero inocente, sólo quisiera que los pueblos vencieran al yugo que les aprieta tanto la vida, que tuvieran la posibilidad de vivir libres y en paz, que pudieran caminar juntos por sus propios destinos en los horizontes de la cordura.

Demasiados deseos para tanta piraña suelta y hambrienta. Pero ojala los sueños y los cuentos de las Mil y Una Noches despertaran con horizontes pacificadores para vivir las vidas de las gentes, no los dictadores las vidas esquilmadas.

Los jóvenes, con su futuro confiscado, y la miseria contenida han prendido el fulgor de la mecha. El reto está planteado y servido el desafío. Queda por dilucidar el salto al vacío. Aferrarse a siglos de inflexible tradición de prejuicios y fantasmas o apostar por un futuro donde puedan ser rescatadas las vidas, las libertades y las almas.

lunes, 21 de febrero de 2011

LAS PALABRAS, A VECES, QUEDAN

Ayer fue mi cumpleaños y aparte de compartirlo con unos amigos maravillosos tuve unos momentos de reflexión. Uno no acaba de entender si la vida, conforme pasan los años, es la que se soñó alguna vez. Es verdad que nada se ajusta a los más sinceros deseos porque los días van moldeando las originales intenciones que nos despiertan en las madrugadas.

Pero no me quejo en absoluto. Más cuando pasado el tiempo sabes que aquello que dijiste en alguna lejana ocasión, aquellas palabras casi intrancesdentes que las devora luego el olvido, han quedado en los oídos de personas que quieres, que no quedaron ni mudas ni perdidas en los ecos.

¿Cuántas veces se tiene la sensación de hablar con un muro que devuelve cada mensaje? ¿en cuántas ocasiones el discurso se desvanece porque desapareció el interlocutor y nos quedamos más solos que la luna?

Pasan los años y la vida misma te depara una sorpresa, y es que aquello que contaste, esa frase en principio rechazada fue devorada por una esponja que convirtió en un poso el desesperado consejo.

Y por más que camine el tiempo estas cosas rejuvenecen, logran de nuevo el milagro de soñar porque alguien acabó por entenderte.

Y por todo esto no abandonaré nunca cualquier intento de encontrar el mejor consuelo o las mejores palabras, por si sirven a algún corazón perdido.

A lo lejos, en las lejanías, alguien se acuerda de lo que el viento nunca se llevó.

lunes, 14 de febrero de 2011

ENAMORADOS

Hoy es el día, ese marcado en los calendarios anuales como el Día de los Enamorados. Es curioso que se inventen tantos días de efemérides de algo, año tras año. A veces pienso que el celebrar lo que sea en cada aniversario que pasa es un recuerdo a la memoria que nos flaquea. Es como, si dudosos de nuestros recuerdos o voluntades, nos recordaran que tal día es para algo y este otro para esta otra cosa.

Ni el mejor Casanova, ni el mejor don Juan, ni el mejor San Valentín habrían diseñado con tanta planificación tanta vorágine de celebraciones en el tiempo.

Que si medias naranjas que se encuentran, que si algunas podridas intentan por enésima vez una nueva oportunidad, que si las traiciones se perdonan este día, que si los sinsabores de siempre y cotidianos merecen una nueva primavera, que si debemos pronunciar otra vez la repetida frase "lo siento, no volverá a suceder"...

Que todo se soluciona con un regalo, un perfume, unas flores, unos pendientes o una joya. Que se pretende quedar como un rey o una reina. Y mañana qué. ¿Dónde quedan para mañana las renovadas promesas, las nuevas palabras de amor, la excusa y el perdón imperdurables?

Las fiestas se malgastan como las erosiona el tiempo. Dentro de un año justo nos lo volverán a recordar y ese tiempo precioso y perdido intentaremos recuperarlo en un santiamén.

Volveremos a lucir nuestras mejores máscaras, nuestras mejores galas, las más sutiles habilidades para la seducción y sacaremos de nuestras bocas las idóneas frases de amor.

Cuando no hace falta esperar tanto ni esperar demasiado a que los escaparates nos lo recuerden. Los años pasan y pueden parecernos largos o cortos. Pero en cualquier caso son lo suficientemente prolongados como para demostrar lo que sintamos cada uno de los días, y no esperar hasta la última prórroga, hasta la última convocatoria, para decirnos las cosas hermosas que haya que decir.

Porque todos los días pueden ser tan intensos y se pueden hablar de tantas cosas que ya no creo en los aniversarios, ni en los días señalados, ni en las invitaciones formales.

¿Por qué esperar al siguiente año si tenemos tantas semanas y meses por delante?

Yo, como no quiero llegar tarde a los aniversarios, quisiera celebrarlos todos los días. ¿Y tú?

viernes, 11 de febrero de 2011

VERSIONES

Qué bien quedan las palabras seductoras que convencen. Qué estupendas las sentencias tan precisas que parecen probadas y finiquitadas. Qué placer causa escuchar una frase redonda, embaucadora, demoledora.

Y qué equivocados estamos si nos rendimos a un genial charlatán, a un orador sublime, a un profesional del discurso público.

En la adolescencia aprendí que no todo lo oído, por muy atractivo que resulte, es definitivo. Porque sucede a menudo que oyes a unos y decimos: "¡Fantástico!". Luego leemos a otros y exclamamos: "¡Pues también tienen razón!". Lo curioso del asunto es que puede hablarse de lo mismo y siendo opiniones distintas y contrastadas son igualmente sugerentes.

Por eso el lenguaje de un empresario y de un trabajador tienen sobrados argumentos y fundamentos de peso, aún siendo distintos. Porque sus claves ideológicas y lingüísticas son otras.
Por la misma razón el discurso de un político gobernante puede interpretarse como coherente, pero si damos tregua a un opositor posiblemente tenga una versión tan contraria como persuasiva.

Porque es cierto que las cosas se ven de forma distinta según el cristal con que se miren. Si una primera versión nos conquista incondicionalmente, si una segunda versión nos pone en duda y en alerta y otra tercera versión nos alarma y contracide significa que no existe una versión ni única ni verdadera.

Por eso, antes de aplaudir u odiar, quizás sea necesario dar crédito a quienes tengan algo que opinar; concederles el derecho a la réplica y hasta la duda; sacudirnos los prejuicios y asimilar todas las razones expuestas, por unos y por otros.

Y después de todo, tras practicarlo y experimentarlo convenidamente, podremos formar nuestro propio criterio, nuestra modesta opinión. Lejos de mentes cuadriculadas e inflexibles que rozan las paranoias de la inquisición.

Tengamos la mente despierta y siempre abierta. Quizás así salgamos, algún día, del no sabe, no contesta.

Música sugerida: SOMEONE´S WATCHING OVER ME. Neal Schon

lunes, 7 de febrero de 2011

REFLEJOS

Admiro a quienes tienen reflejos, y no referidos a las flexiones de rodillas o amagos de cadera. Aludo a esas personas capaces de responder, en un momento y de forma coherente y convincente, a cualquier situación que se tercie. Yo no tengo reflejos.

Tampoco se trata de responder de inmediato cualquier cosa y, envalentonado uno, no mida bien las palabras y se desluzca más de lo que es preciso. Tampoco sirvo para eso.

De verdad que esto de los reflejos es un arte que se lleva innato más que se aprende. O eso al menos pienso. Yo, como muchas personas, necesito procesar por un tiempo los mensajes, rumiarlos, analizarlos para sopesarlos y dar la oportuna contestación. Y la mayoría de las veces, de tanta reflexión, llego tarde a la respuesta o, simplemente, pasó el plazo y se pierde el efecto.

Continuamente recibimos estímulos verbales a los que debemos hacer frente. Algunos pueden resultar halagadores, otros nos ponen en duda y demasiadas veces nos lo cuestionan todo en forma de críticas. A mí me pillan, por lo general, en fuera de juego, como cuando se recibe un destello de luz y nos encandila el pensamiento, además de los ojos; y me cuesta reconocer la intencionalidad de la misiva por lo que, casi siempre, mantengo una actitud seria, que no es lo mismo que distante.

Definitivamente pienso que quien tiene reflejos espontáneos y tiene palabras para todo conserva un arte, una cualidad difícil y más en los tiempos que corren.

Pero bueno, también sé que otro arte distinto es admitir cada uno sus limitaciones y no imitar lo que jamás podrá uno realizar medianamente bien, si no quiere quedar todavía peor.

Me seguiré conformando con procesar las cosas lentamente, como una digestión estomacal, y dar señales de vida de la forma más honrosa que el intelecto y la habilidad me permitan.

Poca cosa más puedo hacer. Y tampoco es poca cosa.

Música sugerida: MISMATCH. Harry Chapin

miércoles, 2 de febrero de 2011

CÁLIDA DISCRECIÓN

Me agradan las personas que están sin parecer que existen al lado. Me gusta esa lealtad sin compromisos de hacer de guardaespaldas en los momentos más necesitados. Estimo a la gente que huyendo de la notoriedad convierten la discreción en un acto casi milagroso y monótono por lo cotidiano.

Hay seres por ahí que darían un trozo de su alma, de su vida, por desvivirse por los otros en circunstancias difíciles y que, llegado el caso, darían el callo como el que más y en primera fila. Sólo que permanecen detrás, en segunda o tercera fila para no molestar demasiado, para no despertar reflejos de pesadez, para no causar molestia alguna.

Pasan tan cerca que sus pasos son de refilón, casi de hurtadillas que parecen hasta invisibles. Pero están ahí, esperando un consentimiento, un guiño, un permiso, una mirada de complicidad o un "te estaba esperando".

Existen y por todos lados. Siempre hay alguien al acecho, pendiente, preocupado. El que no se intuyan, no se vean y tener el convencimiento que no hay nadie ahí fuera no significa que no estén. Claro que están.

Me gustan las personas pendientes de otras gentes. Preguntan y se interesan, rezan e imploran.

Y la distancia es tan relativa que unos kilómetros no son nada y una eternidad un suspiro.