lunes, 29 de noviembre de 2010

IMPROPERIOS Y DEMÁS GESTOS MANUALES

En esta jungla social, más selva que cívica, pululan más las personas que se levantan torcidas de la médula comprensiva, la llevan encima a todas horas y se acuestan doloridos con ella.

Muchas de ellas cogen el coche y claro, llevan también sus cabreos y sus problemas al volante. Tanto es así que basta con una simple contrariedad para que los nervios, que ya los tienen a flor de piel, se desaten sin control.

Sucede por lo tanto que en un cruce alguien derrape, se oiga un frenazo e incluso que haya una pequeña colisión. Puede pasar también que en un semáforo en rojo les invadan las prisas y los demonios les intranquilicen. El caso es que lo que tendría que ser un paseo puede desembocar en un caos.

Amigos míos, cuando os encontréis, o crucéis, o topéis con energúmenos incontrolados no les sigáis el juego. Si os dicen algo ni les miréis. Si os insultan ni os molestéis. Si con sus dedos os hacen el gesto de "cornudos" no les repliquéis con el gesto diseñado de la "peineta", porque vais a provocar un conflicto de difícil pronóstico.

Ocurre muchas veces que se contesta a la provocación, al desprecio, a la chulería; se paraliza entonces el tráfico y puede acabar la cosa en un improvisado combate donde la niña, desde el coche, suplique por la paz entre llantos y la mujer del instigador llore histérica por la que se montó.

Los incontrolados se envalentonan más si hay público que aprecie el valor; más los más inteligentes sabéis que no hay que responder a las estupideces, y es mejor la gallardía que el pronto enloquecido.

Hoy hace frío, llueve y las gentes tienen prisas. Si vas al volante no tengas encogimientos, relájate y llega a tu destino. Si alguien te altera tranquilízate. Hay quienes son adictos al claxon y no pueden vivir sin él. Piensa en tus cosas y en tus gentes. Nada más.

Y si te pones nervioso ponte un cd con música tranquila, como la que ahora te regalo.


jueves, 25 de noviembre de 2010

REOS HORNEADOS, PAVOS INDULTADOS

"Manzana" y "Cidra", Apple y Cindy son sus nombres. Se llaman así, son pavos norteamericanos y han sido indultados de morir, de ser flameados en el horno y sazonados con especias y salsas. Lo ha dictaminado el mismo Presidente USA, Barack Obama, en el Día de Acción de Gracias, festividad muy tradicional del país de las oportunidades.

A partir de ahora Apple y Cindy acabarán sus días en confortables aposentos de una residencia presidencial. Separados, benditos ellos, del resto de pavos de su especie que serán pasto de ávidas mandíbulas humanas y de excelentes dentaduras postizas de la tercera edad.

Cuarenta y cinco millones de esta demandada ave serán degustadas por el pueblo americano de aquí a Navidad. Aderezados por arándanos, papas dulces y pastel de calabaza pasarán por el horno hasta quedar en su punto. Pero Apple y Cindy no. ¡Qué dulce alegría!

China, Irán, Irak, Arabia Saudita y Estados Unidos son los países que, según informes de Amnistía Internacional, más ejecuciones realizaron el año 2009. Esas estadísticas no variarán mucho con respecto al año en curso. Pero no quisiera indigestar ninguna comida.

Me pongo en el lugar de un reo en el mismo corredor de la muerte en una penitenciaría estadounidense: "El recurso fracasó. La súplica última y desesperada de indulto es rechazada por el Gobernador del Estado. Me confiesan si es que creo. Mañana me espera la silla eléctrica en este lugar. Otro condenado morirá, también mañana, en otro Estado por inyección letal. No me consuela. También sé que otro preso, por los mismos delitos que yo, tiene veinte años por ser juzgado en otra jurisprudencia. Esto no me consuela más. Pero mañana me matan".

" En mis últimas horas veo la televisión. Algo me distrae. Y aparece el Presidente con dos pavos, de esos que sólo pruebo en Navidad, y los indulta. Dice el Presidente que es una tradición desde 1789. Los pavos viven. Yo muero".

"Deseo pedir como última voluntad un buen plato de pavo. Con salsa de arándanos, papas dulces y pastel de calabaza. Bien condimentado y en su punto de horno. Saciarme y ponerme redondo. Será el último banquete de mi estómago, retenerlo hasta el final y, apurarme tanto que, en la misma silla que me lleve al otro barrio, bien sentado y amordazado, antes de hornearme vomite el pavo, la salsa, las dulces papas, los arándanos y el pastel de calabaza".

"Y que el juez, mi fiscal, mi abogado, el alcaide y la prensa acreditada exclamen: ¡qué asco. Pobre pavo. Se jodió la Acción de Gracias!".

lunes, 22 de noviembre de 2010

MUJERES PERDIDAS

Ahora dice el Santo Padre, suavizando lejanas polémicas, que ya se puede utilizar el preservativo. ¡Ojo! No siempre. Sólo en situaciones límites y ciertamente embarulladas o embarazosas. Ahora se puede usar el pecaminoso condón si alguien requiere los servicios de una mujer de la vida, vamos, de una prostituta. Quizás sirva, de hecho así es, también para prevenirse de enfermedades contagiosas, como el sida.


Está bien que el Vaticano sea menos intransigente y dé su brazo a torcer; pero hay que recordar que las reacciones eclesiásticas siempre van a remolque de la dinámica social. Sus reflejos son tardíos y sus decisiones, casi siempre, desacertadas por anticuadas. Parece que reacciona la Iglesia con los hechos ya consumidos.


Ahora resulta que practicar sexo era condenatorio si no era únicamente para procrear, pero se puede fornicar, por fin, también para desahogar los instintos carnales, eso sí, con cuidado. Descubre por fin su Santidad que el sexo se practica dentro del matrimonio consagrado pero admite algún descuidado desliz. En las farmacias, a partir de ahora, podrán etiquetar a clientes que consuman el producto: si fulano está casado ¿por qué pide preservativos? ¡Hay granuja!


Pero más allá de la broma que provoca la noticia me aturde el tema de la prostitución. Dicen que es el oficio más viejo del mundo pero también es cierto que la mayor parte de las mujeres prostituídas lo son en contra de su voluntad, por urgentes necesidades de sobrevivir.


Engañadas, sin escapatoria alguna, por salir a flote en situaciones de emergencia, porque lo han perdido todo y tal vez estén asqueadas de la vida, se prestan al mejor impostor o al más repugnante de los clientes.


Hoy, más que nunca, proliferan las mafias que reclutan a jóvenes con carne fresca y apetecible. Gentes perdidas, con problemas y sin rumbo que serán carne de cañón. Niñas y adolescentes menores de edad que, atrapadas en un infierno terrenal y sin salida, no saben qué les espera. Mujeres adultas traicionadas por la angustia del sobrevivir. Seres explotadas por la miseria a la espera de una legión de clientes repulsivos necesitados, de pederastas mal nacidos, de gentes sin alma ni escrúpulos.


Eso es lo triste. Nada más. Tampoco es poca cosa. Que los preservativos sigan utilizándose como mal menor. Ahora, por lo menos, tienen la bendición Papal.


Pero yo sigo encerrado en este Diván del Desencanto como cronista de cosas tristes, o mal hechas, o añorando utopías imposibles. Porque nadie es libre si sigue esclavo.


Música sugerida: CLARA. Joan Baptista Humet

VENDIDO EL SÁHARA, OLVIDADO EL PUEBLO

Hace muchos años el Sáhara Occidental fue colonia española, como otras del norte africano, Sidi Ifni o Fernando Poo por ejemplo. España, embaucada en litigios bélicos con Marruecos derrotó a sus tropas el año 1860 en la Batalla de Tetuán y, a partir de un tratado con el mismo nombre, se hizo acreedor de la tutoría del Sáhara, ocupación que se llevó a cabo en 1934.

La Marcha Verde protagonizada por los marroquíes con el auspicio de su Rey Hassan II aceleró la retirada de España de la colonia, abandonando los territorios el 1976.

El caso es que poco después Marruecos se hizo con esa árida geografía y los saharauis tuvieron que refugiarse en campamentos de Argelia para no sufrir la ira de las tropas marroquíes. Hace apenas dos semanas El Aaiún, la capital del Sáhara fue triste noticia en los noticiarios. Un campamento de refugiados saharauis fue asaltado por fuerzas de ocupación, expulsaron a periodistas y observadores internacionales y aquí no ha pasado nada. Pobres gentes son las que están cercadas militarmente, formando ghetos como los palestinos en Gaza o los judíos bajo la crueldad nazi.

Lo que más me indigna de todo es la pasividad y la actitud cínica de nuestros gobernantes. Ni una leve condena de los hechos, ni una mísera investigación, ni el mínimo gesto de poner las cosas en su sitio.

Desde hace varias décadas la ONU votó una resolución para que el pueblo saharaui pudiera elegir su propio destino mediante un Referéndum para la Autodeterminación, para su independencia. Basta recordar que son más de un centenar de países los que reconocen ese derecho y la legitimidad de que ese pueblo pueda vivir en paz en su único territorio.

España enmudece, la ONU no dice ni mus y el pueblo reventado y sin futuro. Sin un trozo de arena, el suyo, donde caerse muertos.

Vomito tanta mentira, tanta falsa diplomacia y tanto sufrimiento provocado. Pero la dignidad del pueblo saharaui no está sola. Su fuerza no está en los despachos, ni en los cuarteles, ni siquiera en su nómada destino. Su fuerza está en los corazones de, quienes estando lejos, ni olvidan ni desesperan. ¡Que se haga justicia!

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA CARTA TRISTE

Hace cerca de treinta años y paseando como acostumbro por montes y zonas rurales encontré una de tantas casas agrícolas, abandonada y en ruinas. Una mirada por dentro y un repaso por fuera para calmar la curiosidad. Intento imaginar de quién fue, fantaseo con su historia y procuro sacar conclusiones de su lamentable final.

Entre las piedras deterioradas de los muros hallé una carta amarilleada por el moho y acartonada por el tiempo, tanto es así que lo que fue papel se me fue troceando entre las manos. Aún así logré leer algunos párrafos sueltos y pude hacerme mi propia composición. Y más o menos el manuscrito decía así:

"Reina de mis sueños, novia mía: por aquí se comenta que está acabando la guerra, lo dice la radio, la prensa y todo el mundo. ¡Qué ganas tengo! Hasta que no concluya del todo no me fío de nadie, porque el correo por aquí cada vez está peor".

"Por eso te escribo esta última carta, que puede ser la más triste o la más llena de esperanza. De ser cierto todo, quizás te vuelva a abrazar de aquí a un mes, o dos. No lo sé. Pero cuando salga del frente, cuando todo acabe, encontraré ropa por el camino, me asearé como Dios manda, me quitaré esos repugnantes bicharracos de la cabeza y confío que mis custridos labios sanen para ser dignos de tus besos".

"Quiero que mis labios apetezcan al deseo y que tu mirada se prenda otra vez de mis ojos pardos. Si recibes esta carta en orden y sin complicaciones nadie más podrá encontrala".
"Hasta el pronto regreso, mi vida".

Temo que este personaje, como muchos soldados tristes, no regresó jamás. Puede que la carta sí llegara a su destino y el destino la enterrara entre las piedras después de pasar por varias manos. Después de recomponer el puzzle y releerla solté alguna lágrima, de ternura y de rabia.

No me gustan las cartas tristes. Tristes son cuando no van a ninguna parte y llenas de desconsuelo si las leen otros labios.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL FLAMENCO

Ayer mismo la Unesco declaró como Patrimonio Cultural de la Humanidad a tres estilos y costumbres populares muy arraigados en este país: el flamenco, los cantos mallorquines de la Sibila y los Castells Humanos, con predominio en Cataluña. La cetrería y la dieta mediterránea han sido compartidos con otros países.

Caprichos del destino pues la propia Unesco desestimó al flamenco el año 2005; ahora sin embargo, le parece estupendo.

El flamenco tiene hondas raíces en Andalucía, desconociéndose sus orígenes. Parece ser que surgió espontánea y simultáneamente pues gentes sencillas, sobre todo de la etnia gitana, se bastaban con una guitarra y una voz desgarradora para motivar el baile. Tan simple que la voz moldea el cante, la guitarra marca el ritmo, cada cual va poniendo todo de su parte y se van incorporando instrumentos de percusión. Si a esto se le añade el baile con su taconeo, el zapateado, la expresión de sentimiento de dolor o alegría, resulta entonces una alegoría a la plasticidad y a la belleza. De hecho los bailaores expresan sus emociones a través del cuerpo, desde los dedos de los pies hasta el movimiento de las manos.

Su época dorada fue entre los años 1869 y 1929 y en cualquier patio, calle, verbena e incluso en la más austera de las romerías puede contemplarse este sencillo espectáculo. Pero serían muchos años más tarde cuando adquirió reconocimiento internacional, gracias sobre todo a artistas tan cualificados como Paco de Lucía o Camarón de la Isla.

Yo, que no soy muy flamenquero, no dejo de reconocer que engancha a mucha gente porque se entremezcla el arte y el sentimiento, tan faltos de arte y sentimiento en esta vida tan descoloreada y tan fría, donde el color lo da el dinero y el sentimiento lo guardamos tanto que luego se deja encima de la mesa del psicoanalista.

Quizás para otra ocasión comente sobre el resto de galardones. No perdáis por lo tanto ni el arte, ni el sentimiento, ni el color, ni el aliento.

Música sugerida: LETRAS. "El Bicho"

martes, 16 de noviembre de 2010

TIEMPO DE JUGAR

El tiempo es ese enemigo traicionero que nos envuelve en su tela de araña, nos inmoviliza y nos sirve, muchas veces, de la excusa perfecta.

No hay mejor cuartada que la falta de tiempo cuando no llegamos a un sitio, cuando cancelamos una cita poco importante, cuando olvidamos premeditadamente una responsabilidad.

Pero el tiempo, amigos míos, pasa sin darnos cuenta y no tiene ni freno ni vuelta atrás. Por eso es tan importante que las cosas que de verdad interesan no las dejemos para otro día. Los días son los que son y ya no hay otros, por mucho que se parezcan.

Hay niños en las casas que necesitan tiempo, ellos sí. Necesitan tiempo para preguntar, para saciar su curiosidad, para conocer más y mejor a sus padres. Para, en definitiva, jugar con ellos y abrazarlos, besarlos, y comérselos.

"Ahora no puedo contarte un cuento. En este preciso momento estoy acabando una cosa. Mañana jugaré contigo. El fin de semana te dedicaré más tiempo. Haz los deberes y déjame tranquilo. Estoy cansado. Nena, no marees".

Mil respuestas y cientos de excusas. Llegará el día en que tu niño, tu princesa, tus reyes de la casa, prefieran ni consultarte. ¡"Para qué. No me hacen ni caso. Nunca tienen tiempo"!

Aprovecha pues. Dedícales el tiempo infinito, como si fuera el único tesoro. No existe mejor inversión que escucharles, que hablarles, que jugar con ellos, que contarles otro cuento.

Mañana no existe. El mundo es hoy. Y los años no esperan, pasan deprisa.

lunes, 15 de noviembre de 2010

CANSADO Y SIN QUEJAS

Es de noche. Hace frío. Llevo mil kilómetros en mis espaldas, mis riñones y lo que quede de mi alma, si es que aún me queda algo de ella.

Estoy cansado. Vuelvo a reconciliarme con mis problemas, con mi vida social, con las cosas del trabajo. Pero no deseo quejarme. Hay miles de personas con mil cosas también a sus espaldas, en sus riñones, en su rincones del alma.

Hay quienes dirían, en casos como éste, ¡que me dejen como estoy! Quienes digan en voz alta ¡quiero tranquilidad!

Quizás eso es lo que necesito. Tranquilidad. Paz. Pero tampoco voy a quejarme. Hay quienes no conocen ambas cosas.

Vuelvo a la pelea. Procuraré aguantar con dignidad. La vida no es más que ésto. Lleva sorpresas pero, acostumbrados a las sorpresas deberíamos estar completamente inmunizados.
Pero no escarmentamos. Somos sapiens todavía neandertales que tropezamos en los mismos adoquines y las zancadillas nos soliviantan en cada esquina sin contemplación ninguna.

Lo mejor de la aventura de vivir es cómo y dónde conduce todo esto. Cómo es el camino, cómo sorteamos los vaivenes, las vaguadas y las zanjas y socavones.

No me quejo. Estoy cansado pero el latido de la vida me despierta, me confunde, me recarga las pilas y me vuelvo a cansar.

Menos mal que la música, entre el denso vaho que humedece el frío, satisface mis oídos en las horas malditas y casi prohibidas.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

AYUDA TARDÍA

Algunos medios periodísticos han dado cobertura a una noticia, que muy frecuentemente ocurre, de la tardanza en auxiliar presuroso a un ser realmente necesitado.

La Consellería de Bienestar Social del Gobierno Autonómico, de la tierra en la que vivo, concede una ayuda a un enfermo después de que la familia de éste lo solicitara mucho tiempo atrás. Hasta aquí todo en orden y nada que objetar.

Lo inaudito es que la oferta solidaria, mediante una Ley de Dependencia, llega tres años después de que el enfermo solicitante haya fallecido.

Que la burocracia administrativa es lenta ya lo sabemos. Que es muchas veces ineficaz también, precisamente por esa parsimonia. Que es egoísta y caprichosa no existen tampoco dudas, pues en ocasiones se favorece a quien no lo necesita y se discrimina a quien le urge, por no tener manga ancha.

Vergüenza ajena me provoca cuando el funcionario de turno, una vez tramita el papeleo correspondiente, tenga noticias de que el destinatario está enterrado.

Porque las personas no pueden depender de un reloj, ni siquiera de las hojas de un calendario. Hay recursos suficientes como para agilizar las situaciones de emergencia.

Si el difunto pudiera alzar la voz se quedaría de nuevo mudo. No hay derecho. A la Administración Pública le falta aceite para engrasar la maquinaria, sensibilidad para ponerse en el lugar del otro y voluntad de servir, que para eso se le paga.

Besos para el difunto, porque un papel se quedó olvidado en un cajón o un inepto experto en negligencia desacreditó la urgencia.

Música sugerida: THE KISS. Judee Sill

martes, 2 de noviembre de 2010

DÍA DE TODOS LOS SANTOS

Ayer fue ese día en que la gente va a los cementerios a recordar, homenajear o a llorar a sus difuntos. Es una costumbre inmortal pues todas las generaciones honrarán, mejor o peor, a sus muertos. Triste es ir a un cementerio y desconsolador acudir previamente al tanatorio. Son situaciones que siempre desearíamos evitar a cualquier costa pero que siempre, tarde o temprano, la situación nos lleva.

Tarde o temprano nuestra obligación será estar en primera línea y también, tarde o temprano, seremos los primeros protagonistas del duelo. Esto es así y todos lo sabemos, por lo tanto no hay engaño en la reflexión. No se puede hacer como el avestruz, que con el ala se oculta la mirada, y aquí no pasa nada. Claro que pasa. Todo pasa y todo llega.

Por eso estas cosas no debieran representar ningún tabú si es algo que se espera desde el momento en que nacemos. Debemos estar preparados, sin imprevistos, sin histéricas emociones. Si no, al loro.

Pero el mensaje de este texto requiere otra cosa. Este día, uno de noviembre, acuden a los cementerios millones de personas. Recuerdan, lloran, imploran, evocan a sus seres queridos que ya se fueron. Obligatorio el ramo de flores, el decoro del nicho, la regeneración del lugar...

Pueden observarse también en los cementerios muchas lápidas y tumbas sin un mínimo recuerdo, postradas en el olvido y abandonadas de la mano familiar. ¡Qué desdén! ¡Cúanta irrespetuosidad!...

Yo, sin juzgar ni prejuzgar, tampoco echo leña al fuego. Cada uno sabrá.

Lo que tengo claro es que, cuando llegue mi hora, no quiero que me visiten una vez al año. Es sólo el recuerdo de un día. No deseo que me lleven flores que se van a marchitar, como yo cuando me vaya, y contemplar el deterioro de sus pétalos, como cuando se apague mi alma.

Quiero que me dejen tranquilo. Que viva solamente en el corazón de los que me amaron sin importar qué día es, que me recuerden por lo que ahora soy, no por lo que dígan que fuí, que me añoren cuando les dé la gana, no cuando dicte el calendario.

Yo, si estoy al otro lado, no podré hacer nada todos los unos de noviembre, por más que me acoronen de rosas y de plantas. Tan sólo, quizás, esbozar una triste o alegre sonrisa, pero tan lejana que no pueda ser detectada.

Que me guarden en los corazones, más cálidos que las lápidas y más frecuentes sus latidos que una inmaculada fecha del calendario anual.

Porque creo que los mejores testimonios, los más hermosos homenajes, las más bellas palabras de amor son ahora, en plena vida. No se olvidan nunca. Las póstumas se las lleva el olvido, como el viento las hojas, como la distancia sin retorno el latido.

Música sugerida: MAGIC CITY. Nicholas Gunn