viernes, 28 de mayo de 2010

EXPLORADORES

Nuestros ojos son libres para mirar, las bocas nuestras son libres para decir, para contar, para nombrar. Nuestros abrazos quiseran protoger, nuestra piel desea fundirse con otra para redescubrir que existe, más allá de su soledad.

Nuestros pensamientos no tienen ataduras, nuestras razones encorsetadas, los sueños casi siempre inalcanzables, las iras mirando al cielo, los sentimientos apretados en un puño, los corazones encontrados o..., perdidos.

Somos explorador@s. Exploradores de límites disuasorios, de líneas fronterizas, de luces en los rincones escondidos.

Somos exploradores de los lenguajes amagados en silencios, de los abrazos rotos y de las verdades y mentiras cubiertas de misterios.

Somos exploradores de los vacíos de la inmensidad de un todo y de la sencillez complicada. Exploradores de lo que no se ve a primera vista, de lo más hermoso imaginable y de lo que tenemos tan cerca, y tan lejos...

miércoles, 26 de mayo de 2010

ÁNIMOS CONFUSOS

Hay ocasiones que de la euforia pasamos al desánimo, de la tristeza a la alegría, de la generosidad a la introversión en un abrir y cerrar de ojos. No por indagar encontramos una respuesta razonable a nuestras perturbadas preguntas.

Lo que parece cierto es que los extraños misterios del corazón, los complicados entresijos de los sentimientos no tienen cabida en los límpidos esquemas de la razón.

Cómo un gesto percibido y distante desemboca en una traicionera melancolía y cómo una sonrisa dibujada en el aire nos transporta al limbo del desencanto.

Sigo sin comprender muchas cosas. Pero te invito a que cuando disfrutes de un tiempo radiante y dichoso lo consumas como una refrescante aspiración; y cuando al momento todo eso te resulte ácido, engúllelo de la mejor manera posible.

La vida no es más que un ciclo y a lo bueno le sigue simpre lo malo, a lo negativo lo positivo y al negro el blanco.

Y como la felicidad plena y absoluta no existe, sino pequeñas porciones entremezcladas de alegrías y de penas, arremete fuerte con todos los acontecimientos que te lleguen por delante.
Y a las dosis de felicidad inyéctales también tu encanto y tu miseria, y a los períodos difíciles tu pulso y tu vida.

Texto de LOS SECRETOS DE LA NOCHE (1989)
Autor: Juan José Torres

lunes, 24 de mayo de 2010

LÍMITES SIN EXCUSAS

¿Cuántas veces nos ponemos pretextos para justificar algo, para defendernos de la imposibilidad de realizar cosas? ¿En cuántas ocasiones nos sentimos indefensos, desvalidos y, a partir de entonces, nos autoconvencemos de que somos inservibles, de que no valemos para nada?

Muchas veces nos cunde el desánimo por mil motivos distintos. Quizás nos debiéramos rendir ante la debilidad. La tormenta sacude y nos derrumba. Y claudicamos.

Pero aún no es suficiente. Creemos que son malas rachas y que todo y pronto volverá a su cauce. Más, ¿y si no vuelve a su cauce? ¿Nos morimos? ¿Huímos? ¿Escapamos? ¿Entregamos el testigo al que venga?

Cuando pienso en esto pienso que la rendición no nos la otorga la desgana sucumbida de un mal tiempo. Es triste arrodillarse así. Porque entiendo que no hay que rendirse jamás. Que nos arrebate la lucha tan sólo el último de los suspiros.

¿Qué habrían pensado los bailarines, en esta recomendación musical, si se entregan tan pronto? ¿Que no pueden hacerlo porque les falta algo?

¿Y porque carecen de algo no pueden hacerlo? ¡Válgame Dios! ¿Es que, realmente, estamos todos completos de algo, de alguna cosa, de todo? ¿No nos falta a nadie nada? ¿Ni una mísera imbecilidad?

Pueden porque quieren, hasta que les traicione el último suspiro del corazón, no del alma.

viernes, 21 de mayo de 2010

DESCONECTAR

Tengo una amiga que su nombre no importa ahora. Puede que se llame Elena, Teresa o Vicki. No tiene ninguna importancia. Esta amiga se ha marchado a la Costa del Sol para desconectar. Y hace bien.

Compaginar el trabajo con los estudios pone a la gente al límite, estresa lo suficiente como para no aplicar atenciones cotidianas en la vida normal. Así que, si se puede desconectar, buen invento resulta. Se cambia el chip, se respiran nuevos aires, se reflexiona y se cargan las pilas.

Ojala tod@s tuviésemos, en algún momento, un sitio y una economía para escaparnos de los cielos y los infiernos y abandonarnos de nuestras cosas para no hacer lo que hacemos siempre; poder disfrutar del sol, de los vientos, de las tardes y de las noches sin presión alguna. Sin responsabilidades, sin agobios, sin prisas y, el tiempo del reloj, encerrado bajo llave en las manos.

Tod@s necesitamos desconectar del run-run de las horas del día. Y cuando nos toque, nos entregaremos a esa vagancia tan necesaria y estimulante que nos resucite un poco, aunque sea un poco, de tanto trajín.

Ahora es Elena, o Teresa, o Vicki. Y sólo espero que te vaya bien, que te venga estupendamente, que descanses merecidamente y sueñes entre brisas.

Relájate con las olas,... y con esta música que ahora suena. Y vive, por lo menos unos días, como una reina, aunque sea de los cuentos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ENVEJECER

¡Cuánta alegría causa arrancar los diciembres de las hojas de los calendarios! Y envejecer plácidamente como cuando dejamos caer el agua de la lluvia cuando llueve, porque no podemos hacer otra cosa sino contemplar su hermosura, o sus estragos.

Pero, ¡qué pena nos crea sentirnos poco a poco más viejos, como encerrados en un laberinto sin retorno y entre pasillos llenos de incertidumbres!

¡Qué placer tan colmado de tristeza cuando observamos fotografías nuestras de antaño, que reflejan lo que hoy somos pero cuando éramos primaveras!

Pero, ¡qué bueno que es llegar y no quedarse a mitad del camino!, si es que los caminos tienen finales.

Es mejor llegar, a pesar de todo, aún con las escasas fuerzas que nos queden. Es mejor llegar a que cuenten otros, entre consuelos, nuestras ausencias.

Quisiera llegar a viejo, aunque sea para llorarme mis propios recuerdos. Quisiera envejecer porque soy, no el único, pero sí el mejor testigo de mi propia vida. Quisiera envejecer para tener tiempo de enfrentarme a la mudez, a los silencios llenos de complicidades y para contar las mil cosas vividas e inventadas.

lunes, 17 de mayo de 2010

CONSEJOS

Dijo una vez Ingmar Bergman : "envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena".

Es cierto sólo a medias, pues hay quienes suben montañas tras millones de pasos sin aprender del camino. Otros en cambio, desde la misma falda de la ladera, conocen la senda más segura y un alcance mejor de la percepción del conjunto.

Sea como fuere cada un@ es un mundo y una mayor edad no es sinónimo de un mejor aprendizaje. Normalmente los consejos los suelen dar las personas mayores y versan sobre experiencias parecidas o semejantes a las que se les da el consejo. Pero los consejos son como las lentejas, o los tomas o los dejas.

Yo no soy una persona de consejos porque me queda un largo camino que aprender y me siento como un aprendiz en medio de una vida misteriosa. Pero sí puedo decir que me agrada oír consejos, aunque luego los siga y me repita equivocando o no los tenga en cuenta y me estrelle, otra vez, en la misma piedra de siempre.

Pero, los aprecies o no, los sigas o los olvides, es precioso que exista alguien, alguna vez en nuestra vida, que nos dé consejos. Sean de sabios o de aprendiz son bien intencionados y, alguna vez también, los daremos nosotros a otras gentes que nos dirán de todo: pesados, anticuados, pelmazos y mil improperios más.

Pero bueno, si nos acostumbramos a escuchar, tal vez un día sepamos qué decir, aunque no nos pregunten.

jueves, 13 de mayo de 2010

LAS FLORES PERDIDAS

La seguía con disimulo y muy discretamente; y de noche. Sin excusas de bajar la basura porque no tenía que dar explicaciones a nadie, bajaba a la calle, deambulaba pensativo y se acercaba a esa casa ajena donde vivía esa mujer por la que suspiraba tanto. Desde la acera de enfrente, distraído y prudente, observaba las luces de su ventana.

Otras veces la llamaba por teléfono para preguntarle cómo estaba y, muy de vez en cuando, le enviaba ramos de flores de procedencia anónima. Frecuentaba asímismo degustar el café desde el bar de la esquina, cercano al trabajo de su imposible amada. Nunca se atrevió a pedirle que volviera con él. Era lo que más deseaba pero una negativa sería su definitivo fracaso.

Una tarde lluviosa supo que la habían operado de un riñón. Venció miedos y fantasmas temerosos y fue a verla al hospital. Allí confirmó lo que no quería encontrar, se encontró con el hombre que también la amaba y que compartía con ella los días y las noches. El rival en el gran cuento de los celos.

Se saludaron, no había por qué no; se presentaron, pidió permiso para acercarse a su vieja dama convaleciente y la besó en la mejilla. Le deseó suerte y una pronta recuperación y, con un llanto silencioso y compungido, le susurró que fuera feliz. En cualquier caso él la esperaría siempre.

Le dejó las obligadas flores y se despidió del compañero de la mujer con serenidad contenida. La volvió a besar, ahora en la frente, pero esta vez sin disculpas y sin permisos, apretó fuerte su mano y salió de allí tarareando una canción; eso sí, con un aire de impotencia y resignación.

Texto de LOS SECRETOS DE LA NOCHE (1989)

Autor: Juan José Torres

Música sugerida: SACRIFICE. Elton John

martes, 11 de mayo de 2010

NOTICIAS TRISTES DESDE EL MÓVIL

Suenan los teléfonos millones de veces y al día lo utilizamos, -bien para llamar, bien para contestar-, en múltiples ocasiones. La gran mayoría de esos instantes son para comunicar cosas irrelevantes, sin demasiada importancia. Temas que no urgiendo se podían tratar tomando un café horas después, o al día siguiente.

Otras veces una llamada nos invade de alegrías, nos espabila el corazón y saltamos como niñ@s. Pero, de vez en cuando, el destino nos prepara una llamada triste, de esas que encogen el corazón en un puño y no se suelta.

Ayer recibí una de esas llamadas que acaban por rendirte, cuestionarte todo y suplicar al cielo. En un simple minuto una buena amiga, y compañera de trabajo, queda como viuda desconsolada. Hachazo cruel y siempre inoportuno que me salpica, nos salpica, me embarga y nos destroza.

Apenas unas lluvias y deslizamientos, zigs-zags, choque y muerte. Cuarenta y siete años vividos y muertos, cuatro hijos y otra joven y maldita viuda. Ya no existen respuestas cómodas, ni planes a corto plazo, ni misterios preguntados.

Ya he escrito alguna vez, pero en otra parte, mi eterno interrogante a Dios, si es que sigue existiendo. ¿Por qué se lleva tan pronto a las personas buenas? ¿Acaso hacen tanta falta en su cielo, ausente de maldad? ¿Por qué no permanecen aquí, en este infierno mundano, un poco más de tiempo?

Porque aquí necesitamos ángeles. Pero ángeles vivos, que nos acompañen a seguir el camino. Tristes son algunas llamadas. Empujan al desconcierto y nos hacen sentirnos más solos que la una. Sólo me queda agarrar, con un dedo, la temblorosa mano a la estrenada viuda y consolar casi infructuosamente, y entre llantos, su inagotable desconsuelo. Y tú, Matías, ¡DESCANSA EN PAZ!

En la música que ahora invito a escuchar canta el solista de Los Chicos del Coro, ¿os acordáis? y lo hace junto a Clémence, con voces de ángeles.

lunes, 10 de mayo de 2010

MI PELUQUERO

El otro día fuí a cortarme el pelo donde siempre acostumbro. A la peluquería de toda mi vida y es un placer volver de vez en cuando; no ya para arreglarme mis clareados cabellos, que a eso voy, sino por las conversaciones variadas.

Yo creo que los peluqueros son como otra clase de confesores: escuchan, oyen, intervienen, observan, participan en las opiniones entre clientes mientras esperan el turno. En fin, tertulias sobre cualquier cosa y sobre todas las cosas.

Le pregunté que cuándo se iba a jubilar y me responde que le tocaba hace unos meses, pero que ahí sigue, con su máquina y sus tijeras. Me cuenta ante mi sorpresa que se imagina ya fuera del oficio, del que empezó con catorce años, y se reencontrará con los cientos de clientes que pasaron por su peluquería a través de los años. Y les saludará. Buenos días, buenas noches, ¿qué tal la vida?

Pero que nada será lo mismo. Ni el trato, ni la conversación, ni las tertulias, ni el esperar sentado a ver quién es el primero en entrar y quienes vienen después.

Seré libre, me cuenta, pero esclavo de mis recuerdos. Mi vida está aquí, entre los espejos, las herramientas, la escoba y los clientes, que, más que clientes son ya amigos.

Aguantaré hasta que pueda, pero no me veo con las manos en los bolsillos.

Yo, egoístamente, se lo agradecí. Aún me quedan con él unas cuantas "cortás de pelo". La vida es muy extraña.

viernes, 7 de mayo de 2010

EL HEDOR INTERMINABLE

Donde yo vivo hay malos olores. Un hedor interminable. Se instaló aquí al principio de esta década una planta de reciclaje y recepción de basuras con el propósito de reciclar y producir materias útiles a partir del combustible orgánico. Pasado el tiempo la planta no recicla lo suficiente, es más, entierra residuos sospechosos, fuera de control y recibe toneladas de basuras más allá de los límites permitidos.

Esta empresa es, por su carácter, pública, pues está bajo el amparo del Gobierno Regional que nos administra. Este gobierno regional es conservador, especulador y mentiroso, pues nunca se preocupó ni de los reciclados ni de sus nefastas consecuencias. Especula con el dinero fácil y miente sobre la desproporcionada procedencia de los residuos y sus lugares de origen.

El caso es que mi querido pueblo huele a mierda desde hace años. Y dentro del vómito que produce ojalá sea sólo mierda, pues ignoramos si hay emanaciones tóxicas en el aire.

La calor del verano hace insoportable e inútil el intento de abrir ventanas, o sus mosquiteras. El otoño nos trae vientos que arrastran los manjares de la pocilga olorosa, el invierno transforma su humedades en recuerdos rancios y la primavera...

...La primavera no huele aquí como huele en las primaveras de otros lugares. No huele a hierba fresca, ni a flores, ni a prados verdes, ni siquiera a la sequedad sedienta de los árboles.

Para oler una planta hay que tenerla bajo custodia, encerrada y a salvo del seguro precinto de las puertas y ventanas. Alguien cree que en mi ciudad tenemos el síndrome de Diógenes. Nos traen basuras y toneladas de basuras. Y si queremos tener plantas con flores, para oler sus fragancias, que sean de interior. Pero este pueblo que es el de todos y el mío, mientras el lodazal no nos arrebate la voz, seguiremos gritando por primaveras limpias y cielos despejados.

miércoles, 5 de mayo de 2010

PEDERASTAS

Malos tiempos corren para los pedófilos, porque han existido siempre. Se han visto intemporalmente amparados por la ignorancia de sus víctimas, por la inocencia de sus presas, por la vergüenza social de las familias destrozadas. Han actuado siempre con premeditación, alevosía y casi con nocturnidad. Han realizado sus infames fechorías bajo el disfraz de personas serias y suficientemente formales. Han esquilmado cuerpos y traumatizadas mentes desprotegidas y sin voz. Han pululado bajo el amparo de silencios administrativos y en muchos casos protegidos por su rango canónico.

No entienden estos desalmados sujetos que la sexualidad de los niños y jóvenes les pertecece sólo a ellos y serán ellos quienes la descubran cuando llegue el hermoso momento, no cuando les roben o anticipen ese tiempo los deseos desenfrenados e inmorales de mal nacidos indeseables.

Que ninguna víctima acalle su vergúenza, que nadie, por muy débil que se sienta, silencie a su verdugo. Malos tiempos corren para esta gentuza, y quienes crean que sus sotanas tienen indulgencia divina o papal, que corran prestos.

No habrá para ellos ni confesionario, ni parroquia, ni asilo social que les de cobijo. Y que sus almas no tengan descanso ni en los banquillos de acusados ni en las plazas vaticanas.

Porque la mejor forma de proteger la inocencia vulnerada, y de los jóvenes esclavos de pánicos y abusos, es el desprecio infinito y sin perdón a estos trozos de carne que seducen con las artes del más cruel engaño.

lunes, 3 de mayo de 2010

RESISTIR, NO SOBREVIVIR

Decimos que el tiempo pasa muy deprisa. Lo decimos siempre y hasta la saciedad. Quizás sea otra sutil forma de justificar nuestras limitaciones, nuestros propios defectos, nuestra continua y permanente "falta de tiempo". El tiempo, desde que existe y consume, es siempre el mismo. Pasa de igual manera allá que acá, sólo que las prisas las inventamos nosotr@s.

Tan aceleramos estamos que echamos al tiempo la culpa de los trajines, y aparecen las angustias, las ansiedades y las prisas que nos comen.

Me preguntan sobre el apellido del blog, qué es eso del desencanto. Y yo respondo que el desencanto es la medida de la temperatura de mi estado de ánimo. Como un termómetro. Porque no me gustan las cosas cómo son ni cómo están. Pero también respondo que desencanto no es lo mismo, para mí, que apatía, ni resignación, ni entrega ni por supuesto sumisión.

Estoy desencantado de tantas cosas que no me seducen ni los encantadores de serpientes. Sin embargo, me rebelo cada día que me levanto. Procuro resistir, algo tan importante para mí como desechar de mi vocabulario la palabra sobrevivir, o subsistir.

Sobreviven los que a malas penas subsisten. Eso siempre es heroico cuando las condiciones, más humanas que naturales, se apropian de la dignidad más elemental. Pero sobrevivir es apelar a la vida, resistir es apelar a la dignidad.

Cuando las luces se oscurecen y sobrevuelan las sombras en nuestras vidas, resistamos. Más allá de las fuerzas que nos queden, más allá de los horizontes sin esperanzas. Resistamos.

Y alcemos las voces, por más débiles que sean, no ya para reivindicar indulgencias, sino para reclamar justicias. Si resistieron nuestros antepasados, ¿cómo no vamos a resistir nosotros?

Que nos invada el desencanto, pero no la apatía, ni el ver pasar las cosas sin nuestro consentimiento, ni la voz muda por los que esquilman razones y vidas, ni seamos testigos impasibles del tiempo que nos atrapa.

Si bajo las nubes oscuras nos entregamos tan pronto, ¿qué encanto heredarán nuestros hij@s?
RESISTIR.

Música sugerida: IGNACIO. Vangelis