Me cuenta el pastor que las ovejas más listas del rebaño son las que merodean siempre los límites permitidos y me dice que, por eso mismo, son las más difíciles. A él, me imagino que como a todos los pastores, le gustan las sumisas, las que no dan que hablar ni originan ningún conflicto.
Sin embargo ahí están esas ovejas diferentes que, a cada salida de pastoreo, provocan la paciencia del líder que las controla.
"Míralas, siempre hay tres o cuatro, tozudas como ellas solas, que se salen del rebaño. Si me descuido las pierdo. No temen ni a los afilados colmillos de los perros guardianes. Huyen de la masa, curiosean fuera del perímetro y, a la menor ocasión, se van siguiendo sus propios instintos".
" Dicen otros colegas que son las más tontas, porque no tiene sentido que abandonen el grupo que les protege y da sustento. Otros las bautizaron como las ovejas negras que tiene cualquier rebaño. Pero yo no pienso así. No son tontas ni negras. Son las más listas. ¿Sabes por qué? Porque buscan su libertad, a su modo, claro. El mundo que conocen se les queda pequeño y quieren otros horizontes. Para mí es una preocupación pero esto es así".
El pastor me hizo reflexionar y pensé que las ovejas no son tan distintas a los humanos. Siempre y entre nosotros los hay que discurren por otros caminos siguiendo sus instintos. Y siempre creí que si el mundo evoluciona, cambia, se revoluciona y se transforma es porque siempre existen esas ovejas tan listas que ni se conforman, ni se resignan, ni se masifican entre el anonimato.
Me gustan las ovejas listas, aunque se equivoquen, aunque se pierdan, aunque las llamen negras, tontas e insumisas. Si no existieran no habrían perros pastores y el pastor dormiría tranquilo.
Música sugerida: ONE DAY SOON. Gordon Haskell
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