Después de enterrado para siempre el viejo "Manifiesto Comunista" de Marx y Engels, 153 años después un simple libreto de Stéphane Hessel, "INDIGNAOS", remueve, desde las cenizas adormecidas, un movimiento reivindicativo contra la democracia mentirosa. A mí del panfleto me gusta más el prólogo de José Luís Sampedro pero no quito méritos a su autor.
Democracia mentirosa porque el voto cada cuatro años no justifica ni la indecencia, ni la corrupción, ni la impunidad de muchos políticos electos que utilizan el poder no para resolver problemas, sino para perpetuarse en él.
Bajo el lema "Democracia Real ¡Ya!" multitudes de jóvenes se concentran y acampan en el kilómetro O de este país, en la Puerta del Sol. Los partidos dominantes, bipartidistas ellos, quieren pescar en río revuelto.
Los que gobiernan la nación testifican que es la crisis quien desencadena la indignación. Los que quieren gobernar dicen que no es el sistema, sino el Gobierno el culpable.
Habría que recordar a los primeros que ellos firmaron leyes y reformas laborales y de pensiones que minimizan las viejas conquistas y los sagrados derechos.
Habrá que recordar a los segundos que más allá del gobierno de turno, pues ellos harán y defenderán exactamente lo mismo, no son los gobiernos los culpables; esclavos ellos de los mercados financieros, sino el sistema.
Es el sistema capitalista, feroz y despiadado, quien se lleva por delante a las clases medias, quien hunde en la mierda a los pobres de siempre y quien le importa un pimiento las desgracias de los demás.
Es el sistema financiero y bancario quien se inventa ERES, quien saca de la chistera los contratos basura, quien prejubila a cincuentones con experiencia, y los que crean colas infinitas en las oficinas de empleo y se venden al mejor postor.
Una de las pancartas de entre otras muchas concentraciones decía: "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir".
Los jóvenes necesitan esperanzas, de vivienda sin especulaciones, de trabajos remunerados y estables, de sanidad sin copagos y de acceso a la educación sin privatizaciones, todo para contárselo a sus hijos y a sus nietos si es que llegan vivos, sanos, y con pensión.
Nada más. Así que, en tanto los gobernantes de un lado y los aspirantes de otro lado dejen de hacerse los remolones, a seguir. Y a luchar.
Música sugerida: 50 MILA. Nina Zilli-Giuliano Palma
"Es una pena que, aunque les llegase esta certeza a los afectados, ellos, ciegos por el poder, serían incapaces de reconocerla"
ResponderEliminarCreo que me equivoqué entonces, pero esta pseudodemocracia había conseguido embotar mi mente. Ahora ha surgido la esperanza, nace un hombre nuevo con ansias de libertad que cree en verdaderos valores y cimenta sus acciones en el diálogo y en la ética.
Estamos en un punto de inflexión que en el fondo pugnaba por salir en muchos de nosotros y ha llegado el tiempo de la lucha ya sin tregua, para hacer crecer esta semilla que mantenga vivo el respeto a la dignidad humana.
Paco