martes, 13 de septiembre de 2011

DESPILFARRO PÚBLICO

Me dijeron de muy pequeño que las casas no se construían por el tejado, sino por los cimientos. Una vez lo asimilé las he visto levantar, efectivamente, de abajo hacia arriba, ya fueran casas pequeñas o grandes edificios. Podrían tardar más o menos hasta la entrega de llaves pero siempre ha sido así, desde los sótanos a la superficie y de la superficie a las alturas.

Mi primer piso fue de alquiler, una vez desconectado del nido familiar. Cuatro muebles y una cama. Nada más. Mis primeras experiencias en camping fueron igualmente humildes. Primero suelo duro y mantas para el frío. Más adelante saco de dormir y cuando se pudo una colchoneta para satisfacción del cuerpo. Luego llegaron más comodidades, tampoco muchas, pero las suficientes.

Mi primera vivienda con compromiso de hipoteca fuimos llenándola muy poco a poco. Primero esto, luego lo otro. Para ese rincón esperaremos un poco y para darle vida a la habitación pequeña habrá tiempo.

No había ninguna prisa. Una cosa después de la otra si es que fuese posible. Si la economía era prohibitiva ni se pasaba por la cabeza capricho alguno y no se daba un paso al frente sin cierta seguridad.

Los distintos gobiernos de este país, tanto el más principal como los autónomos nunca durmieron mal ni necesitaron hacer cálculos. Ni insomnios ni pesadillas. El dinero no era suyo. Era público, como es público lo de todos. Razón de peso para que los responsables de su custodia, administración y gestión pensaran que, si público era, también era suyo. Pero el tiempo ha sentenciado que era más suyo que de los demás.

Si un país no se gobierna con la sensatez de la propia casa irá a la ruina. Y así nos va, sin saber si mañana encontraremos la puerta abierta para seguir caminando o habrá cierre por defunción administrativa y política.

Ante tanta demencia y despilfarro necesitaría una infusión relajante, que sofocara los nervios y aplacara la ansiedad. Pero bueno, he cambiado de opinión y mejor un té. Para compartir.

¡Por favor, un té para dos!

Música sugerida: TEA FOR TWO. Pink Martini

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