Ayer fue mi cumpleaños y aparte de compartirlo con unos amigos maravillosos tuve unos momentos de reflexión. Uno no acaba de entender si la vida, conforme pasan los años, es la que se soñó alguna vez. Es verdad que nada se ajusta a los más sinceros deseos porque los días van moldeando las originales intenciones que nos despiertan en las madrugadas.
Pero no me quejo en absoluto. Más cuando pasado el tiempo sabes que aquello que dijiste en alguna lejana ocasión, aquellas palabras casi intrancesdentes que las devora luego el olvido, han quedado en los oídos de personas que quieres, que no quedaron ni mudas ni perdidas en los ecos.
¿Cuántas veces se tiene la sensación de hablar con un muro que devuelve cada mensaje? ¿en cuántas ocasiones el discurso se desvanece porque desapareció el interlocutor y nos quedamos más solos que la luna?
Pasan los años y la vida misma te depara una sorpresa, y es que aquello que contaste, esa frase en principio rechazada fue devorada por una esponja que convirtió en un poso el desesperado consejo.
Y por más que camine el tiempo estas cosas rejuvenecen, logran de nuevo el milagro de soñar porque alguien acabó por entenderte.
Y por todo esto no abandonaré nunca cualquier intento de encontrar el mejor consuelo o las mejores palabras, por si sirven a algún corazón perdido.
A lo lejos, en las lejanías, alguien se acuerda de lo que el viento nunca se llevó.
Música sugerida: EU PRECISO DE VOCÊ. María Bethânia
Felicidades Juanjo, imagino que cumplirás veintitantos, jejeje
ResponderEliminarLos muros, a veces, son como el cuarzo.
Llámame....Muro?
Aunque sea un poco tarde (he estado unos dias sin entrar en el blog) te deseamos desde este rincón del mndo muchas felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo y muchos besos. Al menos uno por año...