viernes, 1 de julio de 2011

ARRANCA JULIO

Manejándose con las altas temperaturas como cada uno bien pueda, inicia julio su periplo imparable.


Un sector de la sufrida ciudadanía se marcha de vacaciones, quizás más cortas o con destinos menos ambiciosos; zurciendo laboriosamente los bolsillos, que últimamente desparraman moneditas por aquí, billetes por allá, y todo en un santiamén y a las primeras de cambio.


Otros aguardarán a la siguiente quincena para el merecido descanso. Si no, en agosto. Si tampoco, cuando se pueda.


Porque los hay que dejaron de tener vacaciones porque su empresa quebró y la hipoteca aprieta; quienes trabajarán a destajo mientras otros se desocupan y también, cómo no, existe esa minoría, asquerosamente rica, que está de vacaciones todos los días del año de todos los años mundiales. Simplemente porque nacieron no con un pan bajo del brazo, sino con lingotes de oro entre sus perfumadas axilas.


Yo, recomponiéndome de una rodilla maltrecha, esperaré mi ocasión, si es que finalmente llega.


Me desespero lo justo, porque me impacienta más que algunos pocos ordenen, manden, dirijan y decidan, bien sea desde lujosos yates o desde sus torres acristaladas, bunkerizadas y financieras, el porvenir inmediato de la gente de bien, mayores o jóvenes, con trabajo o sin él, solos o acompañados...


Pase lo que pase, que julio sea plácido, amoroso y benevolente para toda esa gente de bien.


En cuanto a mí, esta noche tendré unos minutos para compartir. Saldré a la terraza cuando descampe el sol, cuando regrese la brisa y cuando huelan los jazmines.


Tomaré una limonada, quizás aparezca un beso y sonará esta canción.


Música sugerida: STOP. Sam Brown

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