lunes, 25 de enero de 2010

A CARLOS, PARA QUE NO SE RINDA

A mi amigo Carlos la vida le dio otro susto y otra nueva oportunidad. Ese Día de Reyes que siempre arranca con ilusión cuando estrenamos año, ese mismo día que deseé en este mismo blog parabienes y prosperidades, además de reflexiones, su vagón de viaje casi descarrila para él solo.
Un nuevo problema cardiaco casi me lo arrebata para siempre y, gracias a Dios, como él diría lo vuelve a contar.
Carlos es mucho mayor que yo. Vecino de Madrid e ibicenco casi de adopción. Y su vida no tiene más que ese puente aéreo. Con él he departido y degustado momentos entrañables. Hemos comido, hemos pescado, o lo intentamos, hemos paseado, conversado y hasta discutido. Pero qué buen tipo es Carlos. Muy tradicional, conservador y conversador, elegante, bien vestido, prejubilado por disgustos y su primer achuchón, ideológicamente tan distante de mí pero, qué buen tipo es Carlos. Atento, generoso, experto en muchas cosas y gran amigo de sus amigos, y de los amigos de sus amigos.
Así que, amigo Carlos, una vez pasado el mal rato y vuelto a regresar a este deshumanizado mundo, tan lleno de pecadores como dirías tú, te dedico hoy y en exclusiva estas líneas. Podría perfectamente escribirte a tu correo personal, acotándolo a esa íntima privacidad. Pero no me da la gana. Reivindico desde aquí que, la amistad puede perdurar, como la nuestra, a pesar de que uno sea de una cosa y el otro de otra, que uno piense así y el otro asá, que uno sea de un lado y el otro del otro. ¿Acaso no vale más esa amistad, tan difícil y costosa, que mil diferencias?
Porque la amistad, amigo Carlos, y me refiero a la de verdad, parece tan inalcanzable a veces que cuando se tiene no tiene precio. Y ni se compra ni se vende, si se especula ni se olvida. Y ya ves que nos vemos poco, pero aún así, cuánto nos apreciamos con las citas de Unamuno de testigo.
Desde aquí mi pequeño homenaje a tu persona, homenaje modesto pero público. Recupérate, vuelve a la vida, sonríe de nuevo y no desesperes hasta que nos funda, otra vez, el abrazo. Que sea este artículo para crear un canto a la amistad, a la amistad del alma, porque existe. Aunque nunca pensaremos igual. Una abrazo Carlos. Y no te rindas.
El tema de hoy es un poema de uno de mis poetas favoritos, aunque tú no lo leas.

1 comentario:

  1. Que bonita égloga a la amistad. Juanjo...
    El asunto se sublima y está en que a los amigos los escojes y en cambio la familia es la que te toca...
    Con relaciones como la vuestra nunca habría ests dos Españas que la realidad se empeña en pasarnos por las narices..
    Así que: los amigos de mis amigos amigos mios son...

    ResponderEliminar