miércoles, 10 de febrero de 2010

LOS OJOS DESDE SU BALCÓN

La mezcla de lo bueno y lo malo, de lo positivo y lo negativo, del blanco o del negro, del yin y el yan -como dicen-, mantiene un cierto equilibrio y una decorosa armonía. Los seres vivientes tienen un mundo consciente -el mundo del control, del raciocinio, de la censura, de la prudencia- y el mundo inconsciente -el de los libres sueños, la extravagancia, el anhelo esperpéntico, los sentimientos perdidos-.

En cada cara descubierta encontramos los ojos y la boca. Mientras la boca es la censura del consciente los ojos son el balcón del inconsciente. La boca podrá medir cuantas palabras precise pero los ojos, los ojos cobijados en el húmedo escondite de los párpados, no pueden ni disimularse ni encogerse; lo reflejan todo.

Porque necesitamos mirar y,... también que nos miren. Es un juego inevitable en cualquier relación entre personas, y también entre animales. ¡Qué sería de nosotros si nadie, nadie, no sólamente no nos dirigiera la palabra, sino que nos negara la mirada!

¡ Y qué poca cosa seríamos si no tuviéramos no ya a dónde mirar, sino a quién mirar!

Precisamos entrecruzar miradas para no entristecernos del todo. Pero mirar no sólamente es levantar la vista y dirigirla. Es fijarla. Y, sobre todo, entablar comunicación en el más puro de los silencios. La mirada es...como un gesto. Un gesto que interroga... y afirma.

Y cuando miréis regalar sinceridad y confianza. Amansaréis a los escépticos y desbloquearéis desilusiones encendidas. Porque la existencia es tan celularmente simple que no merece gastar segundos de tiempo en malestares absurdos. Mira. ¡Y mira bien!.

Texto de LOS SECRETOS DE LA NOCHE (año 1989)

Autor: Juan José Torres

Música sugerida: ENCHANTMENT. Chris Spheeris and Paul Voudouris.

1 comentario:

  1. y yo, que me tuve que poner lentillas para ver con mejores ojos al mundo que me rodea... pero siempre con la certeza de estar sabiendo observar en buena dirección, porque el reflejo de otros ojos en los propios es un remanso para el alma.
    un placer visitarte por acá, juanjo. siempre será un placer, de hecho.
    abrazo porteño.

    Stefi.

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