miércoles, 3 de febrero de 2010

MI VIEJO, MI VIEJA

Con este lenguaje, el que lleva el título, tan despectivo y geriátrico aluden o se dirigen multitud de adolescentes a sus progenitores. Algunos de ellos sostienen que es una forma hasta cariñosa de nombrarlos. A mí me parece simplemente horrible. Hay hijos e hijas que parece que están enfadados con el mundo y, en vez de intentar arreglarlo, cuanto menos mejorar su entorno más próximo, pagan su ira con los que tienen más cerca: sus padres, como si éstos fueran los culpables de sus desgracias.




Si alguno de estos chicos me lee, cosa por otra parte difícil porque no pierden su tiempo en estas cosas sino en chatear con otros chicos hijos de viejos y viejas, le diría que se pasa dos pueblos. Que cuando naciste te cuidaron, te vistieron, te protegieron, te alimentaron y más tarde intentaron educarte en esos recintos que llaman guarderías y hoy escuelas de infantil. Al fin y al cabo tu primer contacto social resultó en estos centros.




Te compraron el primer triciclo, han accedido a tus caprichos para acallar tus pataletas, más tarde te compraron la play que te hace un poco más autista, luego la moto aunque no aprobaras los cursos y al cumplir los dieciocho hasta tu primer coche, para que fueras más libre. Todo lo que pedías por tu boca era atendido y además no te falta nunca el dinero en los bolsillos para el finde, como decís vosotros.




Me refiero sobre todo a los padres y madres de clases medias, como los tuyos, trabajadoras o incluso privilegiadas. Hay quienes no pueden encaprichar a sus hijos porque no tienen ningún recurso. Pero conozco a padres, a madres, que se han quitado el pan de la boca para alimentar al niño o que han hecho más horas en la fábrica para que el chico, otro como tú, viva con más dignidad.




Sé, egoista adolescente, que no pudiste escoger cuando naciste. Tus padres son los que tienes pero si no te gustan, aún estás a tiempo. No los sangres más, ni les aprietes, ni les exprimas. Hazte la maleta y brinca.




Y a vosotros, amigos viejos y viejas, padres, madres, papás y mamás ya sabéis. Si se os ocurre traer otro rebelde adolescente al mundo educarlo lo mejor que podáis, que no se rompa nunca el diálogo o si no lo perderéis, quizás para siempre. Y por favor, no comprarle el primer triciclo, la play, la moto y el coche hasta que no se lo ganen. Antes que demuestren, con los gestos y los hechos, responsabilidad, agradecimiento y cariño. Y no te tomes, mujer, ningún valium para no oírlo. Relájate con una buena música y piensa que todavía estás a tiempo.




3 comentarios:

  1. Yo también odio esas calificaciones de "viejo" y "vieja" a los padres y madres. Me parece un descalificativo tan grande...
    Y muchos de esos jóvenes de los que hablas me han rodeado y me siguen rodeando. Haciendo que cada vez que pronuncian esas palabras, me chirrían los oídos.

    Buena entrada.

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  2. Manual de la educación. Que facil resulta leyendolo.........y que dificil cuando uno es padre.

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  3. Ciertos padres confunden libertad con libertinaje y hoi en dia se a perdido el respeto a los mayores. Cuando molestan se les interna en la " residencia " (para que esten mejor) ya no se acuerdan de quien les dio todo lo necesario para salir adelante en la vida.

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