martes, 11 de enero de 2011

CALENDARIO CAÍDO

Se arrancó la última hoja y estrenamos otra. Se nos fue un trozo de vida y partimos como si de cero, de nuevo, otra vez. Con el equipaje más flaco, casi descalzos y por senderos inciertos.

Qué pena que la experiencia acumulada de poco sirva en los nuevos días y nos sumerjamos, como en un estreno, a los caprichos del destino.

Las viejas conquistas, los derechos logrados, los sueños alcanzables, las esperanzas que humedecían nuestros ojos desaparecen delante de nosotros, como una broma de mal gusto. Esas hermosas y nobles ilusiones. como el conejo en la chistera, se esconden en un pis-pas quizás para siempre.

Tanto esfuerzo, tanto llanto, tanto deseo y tanto abrazo gastado para que los Grandes Señores lo birlen gratis y diluyan sus aromas como las colonias caras.

Puede que si corremos más deprisa siempre lleguemos tarde. Quiero seguir arrancando hojas para, tal vez, ver brotar algún atisbo de esperanza en alguna parte y no sentirme ni solo ni muerto antes de tiempo.

Y recuperar las fuerzas mientras envejezco, rescatar la sonrisa de la mudez retorcida y aliviar la curiosidad de los ojos, hundidos por las ojeras.

Puede, todavía, que algún día vuelvan los claveles de abril. Sembremos semillas como brumas de futuro, antes que los aromas se diluyan como las colonias caras.

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