CHIRINGUITOS

Ahora que hace un frío que pela por aquí han empezado a demolerse los primeros chiringuitos de playa. Otra Ley absurda que comienza a ejecutarse, como si no tuviéramos bastante con muchas leyes irrazonables.

Me temo que las demoliciones se inician ahora con el invierno en sus días más crueles porque las playas están poco concurridas. Esperar a estas eliminaciones en meses más cálidos supondría más polémica y, por qué no, mayor resistencia.

Porque a ver qué daño hacen los chiringuitos en las playas cuando han formado desde años casi inmemoriales parte del paisaje costero, han sido siempre bien aceptados socialmente y han permitido un fresco descanso a los playistas domingueros dando una tregua al sol.

Qué bien sentaba una caña o un refresco a la sombra de un techo de madera o bajo un improvisado toldo.

La Ley de Costas ya no lo permite. Todo lo cual me parecería bien si dicha Ley se aplicase a rajatabla. Pero no. ¿Qué hay de los grandes hoteles, de las lujosas urbanizaciones, de muchas mansiones particulares que están a escasos metros de la costa? Incluso en ocasiones impiden el paso de los viandantes.

Por eso, que la Administración se ensañe con los más indefensos y permita con su benevolencia el negocio de los más poderosos me parece injusto, abusivo y antidemocrático.

Aún recuerdo la cerveza, las aceitunas y las patatas al son de la música de Paco de Lucía. ¡Qué tiempos! ¡Qué hermosos entonces y qué tristes ahora!

Música sugerida: ENTRE DOS AGUAS. Paco de Lucía