No hace mucho, en un colegio de la California americana, un niño le dijo a una niña “beautiful”. En nuestro idioma hermosa, bella, guapa. Este calificativo tan inocente, poco sospechoso de impurezas mentales y nacido de un impulso espontáneo y natural fue encadenado, maltratado y sacado de contexto por distintos eslabones, hasta el punto que un simpático adjetivo se convirtió en poco menos que un grave insulto.
Quizás la niña dijo en casa que fulanico le dijo “linda”, y se montó el lío. Los padres, seguramente con mentes contaminadas, retorcidas, inquisidoras, no apreciaron la ingenuidad del piropo. La galantería del menor les ofendió y recurrieron al profesor, del profesor al jefe de estudios, del jefe de estudios al director de la escuela y del centro docente a los servicios sociales; del departamento municipal a la policía y de la fuerza del orden al juez.
¡Pobre niño! si lo llega a saber. Hubiese quedado mudo para siempre. Un agasajo convertido en acoso sexual, hostigamiento educativo. Ya no le quedarán ganas al mocoso de pronunciar, a nadie más y en futuros venideros, palabra alguna, ni agradable ni sosa, a mujer alguna por temor a otro grave incidente. Ni siquiera podrá articular frases complacientes a ningún caballero, pudiendo ser inculpado de homosexual.
No entenderé nunca tantos fantasmas mentales en los pensamientos de adultos que transforman mensajes inherentes en sentencias sublimes. Que dejen al niño en paz y que hagan una orgía de flagelaciones compartidas los padres, los responsables del colegio, los de servicios sociales, la policía, el fiscal y el juez.
Lo que me preocupa es que los hitos, comportamientos y costumbres cruzan el charco atlántico demasiado rápido para mis deseos. Dentro de poco y de seguir las cosas así veré a una innumerable fila de niños cara a la pared, descalzos y esposados, por decirles guapas, “beautiful” a sus chicas preferidas. Y si esto se consiente, si es que se produce, ya estará prohibido hasta mirar. El acto para el que se crearon los ojos podrá ser malentendido también, y podría resultar pecaminoso y hasta repulsivo.
Por eso y antes de que me lleven encadenado y sin ver a nadie, me despido en esta entrada con un elegante, y también inocente, PRECIOSAS, a las que estéis ahí.
Música sugerida: PSYCHE. Chris Spheeris
QUÉ NOMBRE TAN CORTO...
Hace 8 años
Gracias Guapo!!!
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminar¡Con lo bonitos que son los piropos !(cuando no son despectivos, claro)
Desde luego que lo que pase en EEUU no pasa en ningún lado. Pasan del Hollywood más exhibiscionista al puritanismo más radical. Pero como bien dices, aquí no estamos exentos en caer en lo mismo. A veces los niños hacen comentarios que nuestras mentes adultas le dan la vuelta sin pararnos a pensar que los niños niños son, sin maldades, sin dobles sentidos...Que lo de que Epi y Blas son gays sólo es un chiste de una mente madura que puede dar la vuelta a la idea principal y que para un niño no es tan difícil ver simplemente dos amigos que duermen juntos, porque son amigos.
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